La desnudez de la poesía

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. . . . Mis hijos

Mis hijos,

A veces son mi padre y mi madre

Que lavan mis pies

Porque ando cansado

Y mis canas

Les cantan mis penas

Y mis ojos

A pobres poemas

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Algo mío en ellos quedará

Cuando yo me vaya

Ellos lo esparcirán.

Yaldo Leiva Ávalos

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. . Alguna vez el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal escribió que el primer rasgo cultural del hombre era visualizar su propia existencia en relación con el entorno, con la naturaleza. Para ilustrar esas palabras citó el poema de una campesina en el que la mujer contaba, a través de los versos, que estaba lavando ropa a la orilla del río mientras miraba pasar un bote en el que iba el hombre que ella amaba.

. . Cardenal destacó, además, la belleza simple y hasta rústica de ese poema. Y mencionó el esfuerzo superador que fue para esa poeta campesina, recientemente alfabetizada, visualizar su situación, es decir, pensar y describir con palabras su condición de lavandera enamorada.

. . A veces pienso que la poesía también se funda en esa desnudez de la idea y las palabras. Y que la trascendencia se alcanza de igual manera con la belleza genuina de las emociones simples. Eso se comprende cuando uno lee poemas como el del escritor peruano Yaldo Leiva Ávalos, que además es un excelente artista plástico (de él es la pintura que ilustra esta entrada).

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