martes, abril 12, 2005

¿Que lugar ocupa Cristo en nuestras vidas?


Cuando ya no podemos más, porque nos desborda la presión, la persecución de lo que hemos hecho mal. En ese preciso instante, nos acordamos de Cristo; nuestro Salvador. Ese que vino para enseñarnos como andar por este mundo siendo santos y nos amo tanto que entregó su propia vida para salvarnos… Ese que nos sirve de ejemplo y que nos enseñó el verdadero significado de servicio y restituyo en nuestras vidas eso que habíamos perdido a causa de nuestro pecado.
Hasta ahí todo bien. Pero hay otros asuntos de los cuales ya nos ocupamos nosotros. Para que molestar a Dios con tonterías, ¿no? Al menos eso pensamos…
El domingo en la Iglesia somos unos, pero en otros lugares somos otros; pareciéndonos bien poco o nada a Cristo.
A la hora de trabajar por ejemplo. “Los negocios son los negocios”.
En nuestras relaciones personales. “Con quien salga, es mi vida privada y eso no le concierne a nadie”. Tenemos la poca vergüenza de querer utilizar a Dios para lo que nos conviene; pero en ciertos aspectos de nuestra vida, le dejamos completamente de lado, ya que tenemos la estúpida idea de que en este x punto, ya podemos solos.
Me pregunto ¿quien en el momento de estar cometiendo concientemente un pecado, lleva a Dios consigo? o será mas bien que se olvida completamente de Él, ya que lo tiene aparcado en otro sitio muy lejano donde no moleste y, ya lo retomará luego… (Cuando le necesite).
Estúpido comportamiento este que tenemos, ya que se supone que somos imitadores de Cristo (y yo no me imagino a Él sin Dios, en ningún momento de su vida).
Además, cada vez que pensamos en que solos podemos, nos salen mal las cosas y tenemos la cara tan dura como, ¡para encima quejarnos!
Tenemos que ser concientes de nuestros actos y andar en el temor del Dios (Jehová). “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios” (Eclesiastés 12:1).
Además, las escrituras nos enseñan que debemos de caminar siempre con Él. “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:6) “Porque los caminos del hombre están ante el Señor, y él considera todas sus veredas” (Proverbios 5:21). “Ahora, pues, hijos, oídme, y bienaventurados los que guardan mis caminos” (Proverbios 8:32). “El que tiene oídos para oír, oiga.” (Marcos 4:9)

AGD

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