miércoles, 11 de julio de 2007

Lo alternativo





”Los intelectuales, académicos, políticos y demás profesionales de vida pública saben lo que hay que decir, si dicen lo contrario (a la verdad) son relegados, pierden su cátedra universitaria, nadie nombra sus libros, no los invitan a dar conferencias y dejan de existir para la vida pública” Roberto Hernandez Montoya.

La historia absolverá a los venezolanos por ser los responsables de oxigenar las luchas de los pueblos de América Latina, con su propia lucha, especialmente en el terreno comunicacional donde los ejes de poder mundial han plantado la plataforma cultural de dominación.
Hoy hablamos de medios comunitarios y alternativos como si nos refiriéramos a a la calle de mi barrio, al poste de la luz, al servicio social, cuando antes eran palabras estigmatizadas por los centros de poder político como clandestinas, ilegales e ilegítimos, naturalmente que ha sido el logro de una demanda social que intenta revolucionar las relaciones sociales en un país que forcejea para instituir una nueva manera de corresponderse con sus necesidades, con sus derechos y con sus virtudes culturales.
Ese forcejeo tardará algunos años porque en medio de esta avalancha de gente que busca ocupar espacios y que el estado apoya con fuertes sumas de inversión entran todo tipo de intereses; desde los particulares con sus vicios de obtener bienestar individual, el disfraz de revolucionario con gorra y franela roja y un discurso generalmente superradical, el inocente que se confunde por tanta parafernalia y bambalina hasta los comunes, eso esa las comunidad de espíritu colectivo y cuya experiencia o experticia en la lidia comunicacional se remite a lo oral en la mayoría de los casos.
No hay dudas que en Venezuela se esta construyendo una nueva manera de relacionarse y habrá que tener paciencia, mucha paciencia precisamente porque no hay una experiencia previa o mejor dicho la experiencia es negativa, que en el caso de la comunicación se remite al modelo comercial de lógica capitalista.
Existe una enorme voluntad política de una vanguardia dirigente para que los caminos se abran por el mejor sendero rumbo a un socialismo de calidad superior y un pueblo esperanzado, activado y movilizado porque se le de la palabra para exponer sus necesidades y cumplir su expectativas sociales y culturales.
En comunicación social, eso es etimológicamente hablando, tomar la palabra es la clave, entonces que la comunidad tome la palabra y no los intermediarios, los medios llámese con el calificativo que sea y con más razón el comunitario o alternativo deben dejar de tener esa “deficitaria” manera de ejercer su funciones, cuando no es la comunidad la que se exprese a través de estos.
Cuando se menciona “alternativo” se tiene que preguntar ¡¿Alternativo a qué?
Si la alternatividad es para operar distinto a los tradicionales medios mercaderes y abrir nuevos vías para que las comunidades ocupen esos espacios, entonces iríamos por buen camino. Si la alternatividad es para agremiar intereses para recibir los cuantiosos recursos que el estado intenta distribuir a un sector que se identifica con los postulados de una nueva sociedad pero que no muestra resultados cuantificables en impacto social, es absurdo hablar de alternatividad.
Los intentos de agremiar o conformar conglomerados de medios, es una buena idea, en el más sano de los casos se trata de generar espacios de coherencia programática de constituir redes de cooperación y apoyo a los distintos procesos sociales que en Venezuela se están implantando. Pero ello por sí solo no tiene ningún alcance provechoso sino hay una imbricación efectiva con las luchas sociales con la comunidad para que esta se apropie del medio, que es en realidad el fin porque a través de estos se genera una nueva dinámica social.
Revisemos la experiencia de la radiodifusión comunitaria y alternativa colombiana y veámonos en ese espejo, la idea es que esa no se repita aquí en Venezuela, especialmente porque en nuestro caso el componente político ideológico debe estar muy definido, esta claridad y convicción es la que deben revisar los dirigentes ocupados en esta tarea.
Creo que el obstáculo mayor es precisamente la falta de claridad política e ideológica que deriva en una lucha de espacios territoriales y de recursos que nos llevará a destinos sin afinidad a los postulados que le den poder al pueblo.
Es momento de concentrarnos en la aplicación de una luz que enfoque el objetivo y si el objetivo es darle poder al pueblo en una estructura de producción socialista, entonces los intermediarios debemos asumir nuestra responsabilidad de contribuir a que el pueblo alcance ese objetivo y no servir de obstáculo a ese propósito.

Aldemaro Barrios Romero.
venezuelared@gmail.com

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