martes, 23 de agosto de 2011

Retrato imposible de mujer

Muchacha en la ventana (1925) 
Pintura de Salvador Dalí expuesta en el Museo Reyna Sofía

¿Qué es poesía? escribió Gustavo Adolfo Becquer atrapado en la pasión de unos ojos azules ¿Qué es poesía? me he preguntado tantas veces, también bajo el efecto de unos ojos profundos. Cuando menos me lo espero, la poesía surge y me acaricia y me complace con su existencia y me pasa que cuánto  más la vivo,  más olvido su definición, sin embargo,  hace poco leí que la poesía es mujer y  me invadió  nuevamente la pregunta: ¿Será posible? ¿Será posible que sea una forma de definirla? ¿Que la poesía se ponga vestido, se mire en el espejo y se vea una mujer? ¿Será posible que se busque linda, que aunque lo sepa, dude y que se busque y que se sienta como sé bien que siente una mujer? Qué difícil para la poesía puede ser entonces conocerse, reconocerse  y de pronto... que cierto puede ser.  La feminidad es un enigma, una mujer siempre está en busca de lo que es ser una mujer, nunca se conforma, nunca se satisface en sí misma, siempre busca, siempre es pregunta, desea ser y eternizarse y vencer a lo imposible. Por si fuera poco, la mujer no existe, es decir, la mujer ya está mas allá de definirse como la contraparte del hombre, como extensión de éste o criatura incompleta en su relación con él. De alguna forma, la mujer de ahora perdió el universal de lo qué era ser una mujer y se quedó sin fórmula sin maneras para encajonarse, haciéndose libre sin saberlo, libre de ser al menos, por eso quizá, lo más sensato sea no intentar definirse, no pretender hacer de la mujer un concepto porque hablar de ser mujer es algo inacabable.

Ahora bien, entonces, ¿La poesía es mujer? ¿A la poesía no le pasará lo mismo? ¿Habrá alguna manera de definir poesía? Creo que no porque quizá si es mujer y como tal, querer definirla será quitarle alas, porque será querer explicar lo que no necesita ser explicable. La definición poesía no existe como no existe la definición de mujer. La poesía es libre como libre es todo aquello que tiene alma de mujer. No intento definirla, solo intento retratarla y el intento es incompleto, un retrato imposible de mujer:

La poesía-mujer es dolorosa, profunda como la que nos retrata Miguel Hernández, "Me tendí en la arena para que el mar me enterrara,me dejara, me cogiera, ¡Ay de la ausencia!"

Intensa, infinita como la de García Lorca, "...Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena, tristeza resignada de cosa irrealizable, tengo en el horizonte un lucero encendido y el corazón me impide que corra a contemplarte...."
 
Sensible, ardiente, seductora como la vive Pablo Neruda, "...Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas, y tienes hasta los senos perfumados. Mientras el viento triste galopa matando mariposas yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela...."

Elegante, bien vestida, correcta, armónica,  perfecta  como la que nos ofrece Octavio Paz, "Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo un cuerpo como día derramado y noche devorada; la luz de unos cabellos que no apaciguan nunca la sombra de mi tacto; una garganta, un vientre que amanece como el mar que se enciende cuando toca la frente de la aurora; unos tobillos, puentes del verano; unos muslos nocturnos que se hunden en la música verde de la tarde; un pecho que se alza y arrasa las espumas; un cuello, sólo un cuello, unas manos tan sólo, unas palabras lentas que descienden como arena caída en otra arena...."

Y como buena mujer, la poesía es ambigua, humana, se dedica a ser  jugando, amando  lo imposible como la poesía de Sabines, "Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. ..."

A veces reacciona contra el verdugo y  la poesía-mujer se hace reclamo, se muestra altanera y dueña de sí misma y mira en plenitud al otro sexo, "Hombres necios que acusais a la mujer sin razón, sin ver que sois la razón de lo mismo que acusais..." La poesía fue la voz de Sor Juana, mujer insumisa del nuevo tiempo, del nuevo mundo.

La poesía-mujer  también engendra ideas, un poema o una nación, así, Silvio la canta diciendo "La era está pariendo un corazón".

Otras veces, la poesía se amarra a la almohada y llora y cierra los ojos  para poder mirar lo único que queda, "Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fuego, de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche, déjate caer y doler, mi vida."1 Y en ocasiones solo trata de entender y sumergirse y saborearse mujer, pero se le escapa al poeta de las manos y éste la llora y le dice "Te me hiciste poema, yo te prefería de piel"2

La poesía siempre es más, es fe me dijeron hoy y de ahí surgió todo esto, porque creo que si,  porque la mujer también es fe, una promesa de que la vida sigue y en ese seguir todo toma sentido. Entonces la poesía es fe y con ella aprendo día a día  lo que es ser una mujer y es entonces, solo entonces, cuando realmente puedo mirarme en el espejo.



1 Poesía de Alejandra Pizarnick, poetisa Argentina
2 Poesía de Elmer Menjívar, poeta Salvadoreño

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