Un grupo de investigadores del Instituto Ramón y Cajal del CSIC ( Consejo superior de investigaciones científicas) ha analizado el impacto del éstasis en ratones centrándose en el estudio de los mecanismos moleculares de la adicción a psicoestimulantes y en el papel de los receptores de dopamina en estos procesos y en las discinesias ( movimientos anormales e involuntarios) del Parkinson.
Concluyen que el éxtasis es neurotóxico y provoca un patrón degenerativo similar al que se produce en los primeros estadíos de la enfermedad de Parkinson y de Huntington entre otras patologías degenerativas. El trabajo ha sido publicado en la revista Synapse ( Synapse 2008; 62 (1): 80-84) y es mencionado en Diaro Médico.
La neurotoxicidad del éxtasis se sumaría a otros efectos adversos ya conocidos: ansiedad, crisis de angustia, cuadros psicóticos y el aumento de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal.
Según el estudio, el 4,4 % de la población española ha probado en alguna ocasión el éxtasis.
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