domingo, 6 de febrero de 2011

Los asesinos de la cultura

No solo matan a las personas.
La cultura ni se genera ni se destruye. Simplemente se transforma, fluye. Es algo que abarca mucho más que el arte o la educación. Es más que la mera expresión de nuestra inteligencia y sensibilidad, significativamente mayor que un simple transmisor de emociones. La cultura nos configura, nos atraviesa de parte a parte y nos define. Nos da una identidad, alumbra el mundo y nos hace partícipes de uno de los grandes secretos del universo: no estamos solos. Contra todo pronóstico.

No hablo de dioses ni extaterrestres, hablo de las sociedades que nos ven nacer y que algún día nos despedirán. Hablo de esos pedacitos de realidad que compartes con tu vecino, quieras o no. Es curioso que la soledad sea un mal tan extendido en esta era de globalización cuando compartimos más que nunca. Cuando es tan fácil decir "te quiero" en cualquier lugar del mundo con un simple "I love you". Cuando ante la perspectiva de un mundo tan grande y tan rico la paella de tu madre saben aún mejor. Cuando cada vez nos vamos más lejos y sentimos en el corazón una mayor nostalgia "de lo de casa". 

A veces comprendemos que estábamos equivocados. La cultura se proyecta hacia delante y no es absoluta, tiene sus significados y sus momentos. La belleza de las músicas tribales africanas no puede enmascarar la terrible realidad de la ablación genital. Ni la caza de ballenas continuar cuando no queden más cetáceos. La cultura habla de nosotros, de nuestras luces y sombras, y es la mejor herramienta para conocernos. Pero también podemos transformarla y darle valor nuevo, adaptándola a los nuevos significados, a los nuevos tiempos y a los aportes positivos de otras culturas. Registrar en nuestra memoria sus aciertos y errores que, en cierto modo, compartimos como sus herederos.

La cultura es mucho más grande y compleja de lo que la gente piensa. Aunque no sepas de música o literatura, ni comprendas las artes plásticas, en tu día a día participas de la cultura. Cualquiera puede enriquecerla recordándola, respetándola o añadiendo lo que quiera. Mantener las buenas maneras, respetar las tradiciones o simplemente usar bien el lenguaje, siempre bajo una óptica inclusiva y no exclusiva, te hace un principio activo de la cultura. 

Como he señalado la cultura ni se genera ni se destruye, sólo se transforma. Pero eso no significa que esté a salvo. Una cultura puede quedar confinada a los libros de historia, puede quedar marcada por su degeneración o puede olvidarse y quedar reducida a su mínima expresión, una leyenda. Y hoy en día no faltan sus asesinos y genocidas, temerosos de su poder y de su luz. Tampoco los proxenetas de la cultura, más preocupados en riquezas más mundanas. En esta época de mercantilismo absoluto, parece que nos hemos rendido a dejar cosificar y manipular una parte tan íntima y universal de nosotros mismos.
"Quiero que invadas Irak". Les puso Irak en bandeja al trio de las Azores. Y los que iban detrás.
Es un tema tan amplio que no puedo abarcarlo en un simple post. El Islam, por poner un ejemplo, ha sido monopolizado por los radicales y fanáticos que han matado en su nombre y generado terror hacia su cultura. Todos somos muy tolerantes, pero los dictadores del Magreb han sido los diques que pusieron nuestros gobernantes, custodios de nuestra soberanía, para frenar a los malvados musulmanes. Millones de personas han vivido la represión por culpa de los fundamentalistas, autoproclamados guardianes de la verdadera fe. Lo peor de todo es que Osama Bin Laden dejó la barra libre para los intereses económicos de siniestros personajes, mientras es visto por muchos como un fiel musulmán.

Porque a nadie le interesó la cultura islámica en occidente. Durante las cruzadas el Islam era una cultura muy superior a la cristiana, pero el fanatismo y los intereses egoístas de sus representantes generaron un odio mutuo que los separó para siempre. Cuando la decadencia llegó al mundo islámico a nadie le preocupó, tomando éste la conciencia de una víctima de occidente, rumiando durante años la venganza. ¿Pensaban así todos los musulmanes? Posiblemente no. Los que sí lo hacían fueron los que se preocuparon en alimentarles, educarles en las madrasas y alimentar ese odio en nombre del Islam y su cultura.Así se forjan los prejuicios.

En España existe una riquísima diversidad cultural pero una larga tradición de sometimiento a los poderes fácticos. Aquí siempre han mandado los caciques y los curas, generando una visión cainita y fatalista de la vida. Nuestra cultura tiene a Don Quijote como paradigma. Idealista y soñador, son sus compatriotas los que le devuelven a la realidad a base de golpes, no sólo los molinos. A veces ganamos, pero nos han educado para ser perfecto perdedores. Eso nos hace fácilmente manipulables y corta todas las espectativas de mejora.

Porque en 1936 comenzó una guerra que no ganó nadie aunque sólo un bando sufriera las consecuencias al final. El mediocre dictador Paco Franco decidió que él debía ser el garante de España y se identificó con el país. Tras años de división y lucha, monopolizó la bandera española y el país, pringando con sus sombras cualquier resquicio de reconciliación. Italia o Alemania vieron a sus monstruos aniquilados, mientras que aquí las víctimas de la dictadura (no de la guerra, que entonces hubo de ambos bandos) tuvieron que perdonar a sus verdugos. Pero el rojo y gualda de la bandera quedó estigmatizado en la memoria para muchoos españoles. Fue otro de los crímenes de la dictadura. 

No sólo eso, la España filofascista atacó a la España periférica al considerarla una amenaza para la visión del bando vencedor. Y en la división medran los intereses de aquellos que buscan el control y el poder, que saben que la cultura es la coartada perfecta. Su combinación con el nacionalismo parece legitimar cualquier cosa. Así en algunos sitios Xabi tenía que ser Javi, porque "era los español". Y todos fuimos sus víctimas, incluso los supuestos vencedores.
Ellos escriben la historia. También son asesinos de cultura.
Muchos de los que sufrieron las restricciones del régimen franquista ven difícil reconciliarse con una bandera que sacan a pasear cada dos por tres los desdendientes de la mediocridad dictatorial, vinculando "los español" con sus desvarios. Pero son almas pobres que se han mutilado por erróneos motivos de pureza. La paella, los toros y las sevillanas son sólo una parte del verdadero significado de ser español. Los castellers, la queimada, los bertsolaris, la gaita asturiana, el euskera, el aragonés, el bable, el aurresku... No son sólo patrimonio universal, también tienen la peculiaridad de haber compartido el destino de España. Pobres aquellos españoles que se dejan manipular y no ven más allá.

Por supuesto hay casos y casos. Navarra, cuna del vascuence y la cultura vasca, es un caso que me toca muy de cerca, porque es donde vivo. Por supuesto que reconozco mi terruño de origen cuando veo una paella o una bandera del Barça en el extranjero, pero es cuando veo una referencia directa a Navarra y su cultura, cuando me estremezco de nostalgia. Incluso sin ser vascoparlante, oírlo lejos de casa resulta gratificante. Aunque se hayan empeñado en destruir esa imagen.

Porque al igual que otras veces en la historia, unos señores han matado, extorsionado y dividido a la sociedad española, vasca y navarra amparados en supuestos culturales. Por desgracia la gente relaciona los vasco con terrorismo, con exclusión, con conflicto. Por supuesto ésto les viene bien a esa gentuza para alimentar una imagen de victimismo que perpetua un supuesto conflicto que consiste en el asesinato por una de las partes y el miedo en la otra. Y, sobre todo, la coartada perfecta para los enemigos de la cultura para poner restricciones y alimentar prejuicios. O cosas peores, como los GAL. No lo justifican, pero dan de comer al monstruo.

Estos asesinos de cultura consiguen intoxicar con su persistencia cualquier intento de los amantes de la cultura vasca de defenderla aislada de intenciones políticas. No sólo intentan distorsionar la historia, como hacen los nostálgicos ultra en el resto de España, sino que la rica cultura vasca, única en muchos aspectos, queda dilapidada por una lucha a ninguna parte. Es una pena que mucha gente en el extranjero identifique lo euskaldún con una lucha inexistente. La independencia vasca se basa en el victimismo, ya que separada del supuesto conflicto, no queda nada más que intereses económicos y sentimentalismo. Y este último está muy exaltado por la imaginaria amenaza del "estado opresor español".

Nadie que sea normal tiene problemas con la sevillanas, ni con los castells, ni con el folklore gallego. ¿Por qué lo iban a tener con el euskera, con la tradición vasca? Nadie tiene problemas con los asturianos, que llevan su bandera por todo el mundo. Las tradiciones valencianas están un día sí y otro también en los telediarios y, hasta la fecha, ningún extremeño ha sentido su identidad cultural en entredicho por nadie de otra parte del estado. ¿Por qué iba a ser diferente en Euskadi o Navarra?

Por los intereses de los etarras y los que les apoyan. Son minoría, pero extienden sus tentáculos sobre todo los vasco. Cuando éstos se vayan desaparecerá la urgencia independentista, que será una opción política tan respetable como la gallega, catalana o aragonesa. Podremos reivindicar lo euskaldún sin dar excusas a los fachas, a los radicales y a los enemigos de la cultura en general. Y, tal vez, enseñar a los que han vivido durante todos estos años en la ceguera parte de su identidad. Que indudablemente será más rica.
Por muy distintas que sean las piezas, con trabajo todo encaja. vía miradasescondidas
Juntos, siempre, seremos más.

Osasuna eta abentura /   الصحة والمغامرة / Salud & aventura / Saúde e aventura / Salut i aventura / בריאות ההרפתקה

PD: Traducciones realizadas con el traductor de google. Si alquien ve los errores que yo no veo, que lo diga en los comentarios.

1 comentario:

Senior dijo...

Alguien dijo "la verdad os hará libres"... luego se comprobó que era muy, muy peligrosa, y desgraciadamente, los asesinos de la cultura, son los asesinos de la humanidad y de la verdad.
En fin gracias por ayudar, concretando lo que intuimos pero algunos, no llegamos a condensar. Gracias, eskerrik asko, moltes gràcies, moitas grazas,...