domingo, 6 de septiembre de 2009

La marca del Indio

Cuando era pequeño algunas tardes de verano subía con mi padre por el camino que lleva a la laguna de Retalamide, de arena fina y polvo amarillento tirando a naranja. A ambos lados hay cientos de jaras, que en esa época del año tienen una sustancia pegajosa sobre las hojas.

Mi padre arrancaba una o un par de esas hojas, me pedía el dorso de la mano, y la pegaba allí. Luego se agachaba y cogía también el polvo del camino, echándolo por encima de la hoja pegada. Tras un minuto retiraba la hoja, que quedaba imprimida en negativo en la mano, y que yo lucía orgulloso el resto de la tarde. Me daba pena tener que lavarme para cenar. La marca del indio es uno de esas agradables recuerdos de la infancia que estaban ahí, enterrados en algún lado, pero nunca olvidados. Y volvió a mi cabeza cuando este agosto le vi a mi padre hacer la marca a mi sobrina de dos años.

Teniendo, como tengo, esta cierta tendencia melancólico-reflexiva, no pude evitar ponerme a pensar en todo lo que va pasando pero no perdiendose, sólo pasando. Y repitiendose. Esas personas que parecen estar puestas ahí una y otra vez, siempre en el mismo sitio. Mi padre y su marca del indio. Y mi madre sentada en una silla de madrea y mimbre mientras un bebé está metido en un barreño azul con agua al sol, y con un gorrito blanco, disfrutando de un apacible baño [mi hermano, yo, mi sobrina, por orden cronológico y con casi treinta años de diferencia entre los tres]

Son esa clase de recuerdos que te acarician a la vez la tristeza y la alegría con manos muy suaves. Yo estoy aquí sentado, pensando en ellos, en que los quiero, y a la vez oigo a mi sobrina al otro lado de la puerta, jugando y rebullendo, y tengo tantas ganas de llorar como de tener a alguien alguna vez sentado bañándose en un barreño azul al sol, y llevarlo alguna tarde a la laguna para poderle hacer la marca del indio. Enseñarle lo que yo aprendí. Llámalo melancolía, instinto de perpetuación o lo que quieras. Pero me parece increíble que haya cosas que nunca nos podrán quitar.

1 comentario:

Rebk dijo...

que pasa que quieres un hijo al que meter en un barreño azul, ponerle un gorrito blanco y hacerle la marca del indio?
xD