10 julio 2011

La sala Dalmau apuesta por el atrevimiento artístico

La sala Dalmau reúne una colectiva formada por obras de Manolo Belzunce, Juan Canals, Javier Lapuente, José Leguey y Lorenzo González, que muestran el atrevimiento a partir de tonos, mayoritariamente, claros.

Manolo Belzunce (Lorca, Murcia, 1944) utiliza una gran variedad de técnicas y soportes, siempre con un trazo fuerte y muy bien marcado para imponer su importancia en la lectura del cuadro. Su fuente de inspiración son sus viajes a Japón, Mozambique y Mali. En las obras expuestas se puede observar un collage –a partir de distintos materiales– acompañado de colores fuertes buscando la sensualidad de las figuras y su entorno, como las diferentes representaciones del cuerpo femenino mostradas en ‘Homenaje a Matisse’. En este cuadro se puede observar como el fondo se ha realizado con collage, y encima ha hecho los trazos convenientes para dar forma a la obra. Otro cuadro de Belzunce es ‘Composición’ donde se puede percibir que entre las personas pintadas se establece una comunicación entre el hombre y la mujer.

Las obras expuestas de Juan Canals (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1964) son cubistas, como se puede observar en ‘Momento’ y en ‘Homenot’. En estas la perspectiva desaparece y se dan formas geométricas. Canals define los objetos que cree más importantes con trazos fuertes, y los que deja para un segundo “plano” tienen unos trazos muy finos. Sabe escoger los colores para llegar a un buen resultado. Los colores más usados son el rosa, el cian, el azul, el granate y el rojo.

La plasmación de los objetos sobre la tela viene dada por Javier Lapuente (Tarazona, Zaragoza, 1959). Unos objetos muy bien pintados que, a pesar del abstractismo, permite deducir cuales son, como la mesa y silla de ‘Retratos de agua I’. Al mantel no le falta originalidad, y en la planta de atrás no le falta vida, ya que tiene unas ramas muy gruesas y su presencia aporta tranquilidad. En ‘El jardín de lo insinuado’ se puede encontrar desde ramas, hasta hojas, flores y gotas de agua. En sus cuadros aporta el valor de la materia y la naturaleza, pero a la vez símbolos de la existencia como es el agua o la tierra que los muestra como un misterio.

Los momentos, lugares y conceptos, a partir de sobretodo collage, los representa de excelente forma José Leguey (Elche, Alicante, 1951), como ‘El olvido’ donde se ve una imagen nítida, en el centro, a su izquierda algo borrosa, y en la derecha ya no se percibe nada, sólo rayas, como si hubiéramos de volver a sintonizar nuestra mente. Una muy buena forma de explicar el significado de este concepto que, en algunas ocasiones, odiamos tanto, y a la vez nos llena de miedo y preocupación. También tiene lugar la ironía como en ‘El cuento del sapo’ donde aparecen militares subiendo las escaleras de un edificio como si estuvieran en una operación ofensiva, mientras en la parte derecha del cuadro se ve a una mujer con su hijo observados por enormes sapos, una manera de representar una dualidad, la de atacar con armas y la de no actuar violentamente sino que protegiendo de una forma pacífica.

Lorenzo González (medina de Rioseco, Valladolid, 1943) muestra un estilo actual pero con un sentido clásico como transmite en ‘El secreto del escultor’. Con la escultura y el taller del escultor obtiene figuras con formas clásicas. Aún así, rompe con la utilización de colores llamativos como el verde, el azul, el naranja y el amarillo. En la exposición también hay un cuadro que lleva por título ‘Cubiertos azules’ donde en su interior se encuentra una bandeja, con base de madera, y unos cubiertos. Es como si hubiera incluido una escultura en una vitrina.

La mayoría de obras expuestas son abstractas, con un estilo suave y a la vez que llamativo. Todos estos cuadros se pueden observar en la Sala Dalmau hasta el 31 de julio.

‘El cuento del sapo’ de José Leguey  


‘Homenaje a Matisse’ de Manolo Belzunce

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