Articulos El Bebé Emocional

La época primal del ser humano -gestación, nacimiento y primera infancia- merece todo el respeto y protección puesto que es en esta época donde se escribe el futuro de las personas, que es lo mismo que decir el futuro de las sociedades y de la humanidad.

domingo, julio 23, 2006

DAR A LUZ: RECIBIENDO A UN NUEVO SER




El nacimiento de un ser humano se puede contemplar desde una perspectiva fisiológica o desde una perspectiva emocional (o, por supuesto, desde una perspectiva espiritual). Gracias al trabajo y a las investigaciones del Doctor Michel Odent podemos comprender el proceso y las respuestas fisiológicas del nacimiento, tanto en la madre como en el bebé, que además encajan como piezas de un puzzle con las investigaciones en psicología, tanto a nivel teórico como clínico, especialmente a través de procedimientos terapéuticos que permiten al paciente vivenciar –ver y sentir- hechos concretos acontecidos dentro de su madre y naciendo. Podríamos preguntarnos si estas vivenciaciones son fruto de la imaginación de los pacientes, pero para los que trabajamos con estas técnicas de regresión no cabe ninguna duda de su realidad puesto que siempre que hemos contrastado los hechos que los pacientes relatan con la versión de madres y padres, se ha comprobado su veracidad. Esto nos ha permitido acceder a cientos de relatos en vivo y en directo de lo que siente un bebé desde el mismo momento de la concepción. También comprender la influencia que tienen la gestación y nacimiento, no sólo en el presente del bebé y niñ@, sino también en el resto de su vida. Hace tiempo quedó escrito que “En la historia de una persona, su gestación y nacimiento contienen hechos más transcendentales para él, que los ochenta años restantes”. Esta afirmación puede parecer exagerada o incluso falsa, pero una vez se comprende cómo siente un bebé en el útero materno o naciendo, una vez que se comprueba cómo las raíces de nuestra forma de ser más profunda y las causas de patologías o desarmonías que nos afectan de adulto se encuentran en estas épocas de la vida, esta afirmación adquiere el valor de una auténtica verdad.
Y esta verdad nos otorga a madres y padres una gran oportunidad, y también una gran responsabilidad, para influir en el futuro de nuestros hij@s.

EL NACIMIENTO
A nivel fisiológico el nacimiento es un proceso complejo que exige el máximo de los cuerpos del bebé y de la madre. El Dr. Michel Odent demuestra la importancia del estado mental y emocional de la madre para el funcionamiento adecuado de los mecanismos que la naturaleza tiene previstos para el acto de dar a luz. Su implicación en el aprovechamiento del cóctel de hormonas que se generan, entre las que destacan las endorfinas –morfina endógena, que producen madre y bebé- y la oxitocina –genera contracciones del útero, induce el amor maternal-, que sólo podrá segregarse si no se produce adrenalina, al ser antagonistas. La adrenalina se produce ante una situación de peligro, de miedo, de inseguridad y ello nos da pistas para pensar qué aspectos debemos cuidar en el entorno del nacimiento. El Dr. Michel Odent aboga por un parto que hay que “mamiferar” en el sentido de respetar el proceso instintivo, natural, del nacimiento, a través de la intimidad, la seguridad, la temperatura adecuada, el lenguaje utilizado con precaución, la penumbra.
Desde la perspectiva del bebé, su nacimiento es un hecho de alta carga emocional. Abandona el cálido y protector útero para surgir a un mundo desconocido a través de un camino largo y lleno de obstáculos, que implicará también la independencia vital respecto a su madre, que le ha facilitado, a través del cordón umbilical, todos los nutrientes y el oxígeno necesario para la vida.
Hoy en día, en la mayoría de los hospitales, se ha convertido algo tan natural como dar a luz en algo “técnico”, frío, olvidándose que el nacimiento es un acto sagrado donde la madre y el bebé tienen necesidades afectivas, emocionales. No se muestran las diferentes alternativas del nacimiento y menos aún sus ventajas, al contrario, se negativizan alegando riesgos importantes para la madre y el bebé.
Un nacimiento hospitalario “típico” hoy en día es: llegan las contracciones y al llegar al hospital, tras una larga o corta espera, se inmoviliza a la madre estirada en una camilla, se le practica enema y rasurado, enchufada al gota a gota, con el cinturón de sufrimiento fetal y a la mínima se le administra oxitocina (que sólo actuará a nivel muscular, pero no cerebral), con lo cual las contracciones se acelerarán, se harán más intensas y dolorosas (se ha roto definitivamente el proceso natural del nacimiento) y por lo tanto tenemos todos los números para la epidural, fórceps, episiotomía o la cesárea.
Al nacer el bebé es cogido por unas manos enormes, desconocidas, hay gritos, ruido, luces cegadoras, le cortan el cordón umbilical antes de que deje de latir por lo que se asfixia y tiene que esforzarse al límite para poder limpiar sus pulmones y poder inhalar ese aire salvador, pasa de unas manos a otras, se le manipula lavándole, pinchándole, pesándole, midiéndolo. Es separado de su madre, en la que ha tenido hasta ahora (toda su vida) su hogar. Para acabarlo de arreglar no se apoya suficientemente el inicio de la lactancia, sin apoyar ni asesorar a la madre. ¡Vaya recibimiento al bebé!

En los nacimientos en casa, o naturales de los hospitales, el bebé se complace al ser puesto junto a su madre, al cruzar la primera mirada, llena de ternura. El bebé “lee” esa mirada, identifica su sentido de alegría, de amor. Es la mejor de las bienvenidas. El bebé siente el olor, el calor, los latidos del corazón, sobre el cuerpo de su madre. Empieza a respirar tranquilamente, sin ahogos. Ni siquiera nota el corte del cordón umbilical, que ha dejado de latir. Se siente feliz, está junto a su mamá.
También es capaz de acercar su boquita al pezón de ese cálido pecho y empezar a mamar. ¡Aquí sí que se está gusto! El cóctel de hormonas se completa con la prolactina (relacionada con el apego y con el inicio de la lactancia).

¿Qué es un buen parto?
Para contestar a esta pregunta no hay que tomar como referencia la “forma” en que se desarrolla el parto. Hay que tomar como referencia cómo lo ha vivenciado la madre y por resonancia con ella, cómo lo ha vivenciado el bebé.
La forma es importante. No cabe duda que es mejor siempre plantear un parto natural (mamífero, según definición del Dr. Michel Odent) que una cesárea programada o un parto hospitalario clásico en que un buen parto es un parto rápido, con todo lo que supone de falta de intimidad, medicación, inmovilización y montaje tecnológico entre otras cosas. Pero como sabemos que las percepciones del bebé tienen como base principal las de la madre, excepcionalmente, puede ser mejor para una madre llena de miedos, o obsesionada con no “sufrir”, una cesárea (mejor no programada sino cuando llegue por naturaleza el nacimiento y esperando a que el proceso de parto esté lo más adelantado posible para permitir le generación del antes comentado cóctel de hormonas). Con ello no quiero juzgar esa decisión sino pensar en lo mejor para el bebé en este caso, en que el problema sería más la desinformación, la preparación previa y la manipulación que le han llevado a esa opción, que el hecho en sí.
También puede ser obligada una cesárea en casos de peligro para la vida del bebé o de la madre, aunque desde luego no en tantas ocasiones como nos quieren hacer creer, pudiendo tomar como referencia las recomendaciones de la OMS.
¿Qué puede hacerse si no hay más remedio que efectuar la cesárea? ¿Supondrá un daño psicológico irreparable para el bebé? Desde luego que no. Sobre todo si la madre, informada y consciente de la capacidad de comunicación que tiene con su bebé, está en contacto mental y emocional continuo con él -permitiéndolo así la epidural, en que la madre mantiene la conciencia-, transmitiéndole tranquilidad, explicándole lo que sucede (sí, habéis leído bien, explicándole lo que en cada momento está sucediendo. Los bebés son capaces de percibir y entender más de lo que podemos imaginar). La calidad emocional del nacimiento dependerán también de la calidad emocional de la gestación y se asentará en las horas y días posteriores al mismo. Si añadimos el no cortar el cordón umbilical hasta que deje de latir, el colocar al bebé en el pecho de su madre (se puede hacer en algunos casos aunque sea cesárea), no interrumpir el contacto madre-bebé si no es imprescindible y el menor tiempo posible (y ahí está el padre para cogerlo en este caso), el iniciar la lactancia…será el mejor de los nacimientos.
Desde al Plataforma de Derechos del Nacimiento defendemos que el mejor parto para la mujer es el mejor parto también para el bebé y es la mujer, suficientemente informada, la que debe decidir cómo dar a Luz, otorgándole las posibilidades de llevarlo a cabo, sea cual sea la forma decidida. Es un derecho básico de respeto y libertad sobre el propio cuerpo. No se puede manipular, desinformar, obligar, como se hace con muchas mujeres, que quedan sin más opciones que las que pasan por el parto hospitalario típico.
Dar a Luz es un acto sagrado, digno de respeto por lo que entraña en cuanto al surgimiento de una nueva vida, por lo que supone como vivencia para la madre, por lo que implica en el futuro del bebé, que es lo mismo que decir en el futuro de toda la humanidad. Al fin y al cabo los bebés de hoy serán las mujeres y hombres del mañana. Bebés, niños, en armonía lo serán también de adultos, llevando a sociedades igualmente en armonía, de lo que estamos más bien faltos en la actualidad.

ANTE TODO: INFORMACIÓN
La gestación, el nacimiento, son los hechos más importantes en la vida de las personas, tanto vivenciándolo como bebé, como siendo madres y padres. En las últimas décadas se ha tecnificado tanto la gestación y el nacimiento que se ha perdido en gran medida la oportunidad de experimentarlo con toda su carga emocional, con toda su fuerza vital.
Toda mujer tiene el derecho (y yo diría además el deber) de informarse de las diferentes posibilidades que tiene de traer a sus hij@s al mundo, de lo que supone cada una de ellas, teniendo en cuenta sus propias necesidades y las del bebé; escogiendo la que crea más adecuada a sus expectativas y deseos. Para ello no hay más remedio muchas veces que “buscar” esa información fuera de los cauces hospitalarios y médicos usuales, tarea que facilitan grupos y asociaciones dedicados a informar, asesorar y proteger los derechos de madres y bebés (incluidas las valiosas asociaciones de apoyo a la lactancia).
Sólo la concienciación de madres y padres de lo que supone una manera u otra de dar a luz puede hacer cambiar finalmente actitudes y protocolos irrespetuosos con las mujeres y sus bebés. Son muchas las personas dispuestas a promover este imprescindible cambio, por bien de los bebés, las madres, los padres y de toda la sociedad.


“El nacimiento es un acto sagrado, una representación en la Tierra de la Creación de la vida. Dar a Luz es un acto sublime de amor, lleno de afecto y entrega. Toda madre, todo bebé, tiene derecho a vivirlo en toda su intensidad, con toda su carga emocional. Respetando el nacimiento, respetamos al Ser Humano, respetamos la Vida y sembramos semillas para un mundo mejor.”
Enrique Blay

Enrique Blay, Dpdo. en Psicología del Desarrollo
"ARA- Psicología / Psico-emocional" www.ara-terapia.com
Centro asociado a la Plataforma Pro Derechos del Nacimiento
www.pangea.org/pdn/plataforma.html

5 Comments:

  • At 9:29 a. m., Anonymous Anónimo said…

    hola. Me ha encantado descubrir tu "rincón". Lástima que tus talleres sean en Barcelona. Yo vivo en Madrid. Me interesa mucho la inteligencia emocional. Un saludo. Cristina.

     
  • At 4:46 p. m., Blogger EL BEBE EMOCIONAL said…

    Hola Ana Cristina. Gracias por tú comentario. La Inteligencia Emocional (entendida cmo la capacidad de ser feliz, de no dejarse dominar por la adversidad, de elegir tu vida y establecer relaciones armoniosas con los demás. ¿Quién no desearía algo semejante para sus hijos?)es poco entendida y apoyada en el desarrollo de bebé y niños, me parece muy "inteligente" tú interés. Por cierto, en Octubre daré una charla y un Taller en Guadalajara. Lo publicaré en el blog o sime das tú e-mail te lo comunicaré. Un saludo.

     
  • At 10:39 p. m., Anonymous Anónimo said…

    De acuerdo. Me encantaría ir. Me apunté a un taller en el colegio de mis hijos pero no pude ir por preparar unas oposiciones. Tengo dos hijos de 7 y tres años y me preocupa mucho la educación que les doy. Quiero que sean adultos felices, con capacidad de ser asertivos, capaces de ayudar al prójimo. En fin...para muchos, algo filosófico e imposible de conseguir. Mi mail es acgalvarez@msn.com. Soy participante de Lmaterna prolongada. Conozco a Désirée desde hace tres años. Gracias. Cristina.

     
  • At 9:40 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Hola soy L.R., de Guadalajara. Estoy muy interesada en el taller que dice será en octubre en Guadalajara, me gustaría recibir información de las fechas concretas, lugar y precios para organizarme y poder asistir. Estoy en este camino de la crianza con apego, la inteligencia emocional... pero me encuentro muy sola y algo perdida, necesito algunos apoyos y no sé dónde buscar. Le dejo mi mail por si puede mandarme información (lucia.luciaramos.ramos@gmail.com).
    Gracias.

     
  • At 4:54 a. m., Blogger Lorena Alvarez said…

    lloré de tanto que me emocionó este artículo. Es cierto los bebés entienden mucho más de lo que nos han enseñado. Yo estoy hablándole y explicándole todo desde la 12 semana y he tenido un cambio importantísimo en cómo me siento y en cómo se siente el bebé también. Me ilusiona buscar cómo hacer para tenerun parto mamífero!

     

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