miércoles, 3 de febrero de 2010

Entrevista a Massimo Recalcati* - Cuarta parte

*Massimo Recalcati reside en Italia.
  Director Científico del “Istituto di Ricerca di Psicoanalisi” (IRPA)
  Fundador de “Jonas: Centro de investigación de nuevos síntomas”
  Docente CEPUSPP (Centre Einseignement Postgradue en Psychiatrie et
  Psychotherapie) de Lausana


 ¿Cómo llegan a análisis las o los anoréxicos?


La labor del psicoanálisis en la cura de la anorexia-bulimia tiene como objetivo fundamental restablecer el sujeto del inconsciente. Esto significa considerar que la anorexia es una operación de purificación del inconsciente. Sorprende en estos pacientes el carácter híper-voluntarista de sus posiciones. El objeto no cede, no es transferido al campo de Otro. La ausencia de este movimiento, que Lacan en el Seminario XI definió como “transferencia primaria”, hace difícil la articulación de una cura analítica. El amor de transferencia falta en su apoyo fundamental. Solo la transferencia (salvaje) inviste el objeto-comida o el objeto-imagen. La monada de goce se opone radicalmente a la experiencia de amor como anudamiento de goce y deseo. La monada de goce rechaza el lazo con el Otro. Por esta razón la clínica de la anorexia nos enseña, a nosotros los psicoanalistas lacanianos, sobre la irrenunciabilidad de la categoría ética y clínica del deseo. Los mayores movimientos en una cura no se producen merced a la interpretación –desde este punto de vista ya Hilde Bruch aconsejaba actuar con estos pacientes más en virtud de la ignorancia que del saber– sino por una revitalización del deseo. Pero esta revitalización vuelve inevitable el pasaje delicado a través de la turbulencia de la transferencia negativa. La experiencia de odio es una constante en la cura analítica con pacientes anoréxico-bulímicos. El analista encarna de hecho la alteridad de objeto al que la anoréxica querría poder gobernar autónomamente. Sobrevivir al odio, y a la angustia para la supervivencia del paciente que se encuentra en una experiencia radical de odio bajo transferencia, se vuelve así, como indicó Winnicott, una tarea esencial del analista. Encarnar la alteridad de un objeto que, más allá del odio, puede causar el deseo. Por otra parte sabemos bien que los movimientos de erotización transferencial que vitalizan el deseo del sujeto son aquellos más propicios a desencadenar la interrupción de la cura.



¿La bulimia y la anorexia entre el amor y el deseo?



En "La última cena" propuse la idea de la anorexia como una enfermedad del amor. Para tener el signo del amor, de la falta del Otro, el sujeto anoréxico elige el camino desesperado del rechazo radical al goce. Aquí podemos aislar el rasgo histérico de la anorexia. También la bulimia me parecía orientada a la misma enfermedad: la ausencia del signo de amor viene compensada –como recuerda Lacan en el Seminario IV– por la devoración del objeto. Con La clínica del vacío me pareció necesario enfatizar otra dimensión, la del odio, el rechazo de la vida no como llamado de amor sino como ansias de muerte. Hay una gran diferencia entre la anorexia en tanto llamado de amor y la anorexia en tanto apetito de muerte. La reflexión de Lacan acerca de la anorexia reaparece siempre en los momentos tópicos de su enseñanza. Por ejemplo, cuando es evocada como figura clínica clave para acceder a la categoría de goce, come ocurre en los Complejos familiares, pero también en relación a la categoría de deseo, como vemos en el curso del Seminario IV y en su escrito sobre la Dirección de la cura. Sintéticamente, se puede considerar que esta suerte de doble lectura que propone Lacan del fenómeno de la anorexia (por un lado, lugar de un goce mortífero, melancólico-toxicómano; por el otro, estrategia de defensa y de separación del deseo del sujeto respecto del carácter sofocante de la demanda del Otro) enfatiza el doble ánimo que caracteriza al sujeto anoréxico como tal: manifestación del Todestrieb, apetito de muerte, deseo larval, ansias de destrucción, disminución radical, y aniquilación melancólica del sentimiento de la vida, nirvanización del principio de placer, pero también estrategia de separación orientada a diferenciar el estatuto del deseo al de la necesidad, carácter irreductible del deseo a la demanda del Otro, deseo como deseo de nada, deseo de Otro, enfermedad del amor, demanda radical del signo de amor.


Si en el amor convergen deseo y goce, la anorexia y la bulimia oponen deseo y goce y excluyen la conversión del amor. El deseo anoréxico es de hecho un deseo de muerte y el goce bulímico puede presentarse no solo como una forma de compensación sino también como una devastación pulsional.

(Entrevista publicada en el "Aperiódico Psicoanalítico")

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