martes, 30 de septiembre de 2008

Sangre de mayo, amor de otoño


Ni felicitarla pude. Con lo mona que va siempre, que no le falta detalle con su broche, sus sandalias de charol negro y su chaquetita de tafetán antracita de escote cruzado. Pues ni acercarme me dejaron. Que si fuerzas del orden -y qué orden tan aguerrido-; que si presidentes -Alvarez del Manzano, de IFEMA-; que si vicepresidentes -Ignacio González, de la Comunidad-; que si Telemadrid en pleno -Isabel Linares, Manuel Soriano...-; que si directivos -uff, muchos-; que si ex alcaldes -Juan Barranco, del PSOE-; que si jueces -Méndez Dulce-; que si de allí; que si de allá; que si Maroto; que si el de la moto... Total que, imposible hacerse paso. ¿Hacia quién? Hijas, hacia quién va a ser... Hacia Esperanza Aguirre. Que el 2 de Mayo ganó Madrid para las Españas. Bueno, ella no, sus ancestros. Los de todas, en realidad. Los que en 1808 pusieron a los franceses en su sitio y dijeron: «Me cago yo en los enfants de la patrie y en la madre que parió a Paneque». Y, así, movidos por la rabia, la furia española y el cocidito madrileño, lucharon contra el yugo napoleónico y montaron un pollo que ríete tú del de la Pantoja. Qué lástima que no me hubiera a mí pillado aquel conflicto. Me habría puesto mi redecilla con mis madroños, mi trabuco, mi calcetín largo y mi bigote y habría reivindicado la fresa de Aranjuez como una loca. Patriótica, pero loca. En plena Hermosilla con Núñez de Balboa plantaba yo una barricada como un pino ¡Oye! Ahora que lo pienso. ¿No vive en esa esquina Sara Montiel? ¿Y la manchega, con esa edad, no sufriría en carnes propias aquella guerra? ¿Acudiría por este motivo al estreno del último film de José Luis Garci, Sangre de mayo? ¿Habrá servido tal vez de asesora histórica? ¿O estuvo en albis friendo huevos con puntilla a Marlon Brando en Hollywood? No sé. Anoche, a puntito estuvo de jurar y perjurar que también se los preparó a Paul Newman pero, de su connivencia con las guerrillas de Manuela Malasaña, nasty de plasty. Va a ser que no. Que García de Cortazar y su corbata rosa en fantasía fueron en realidad quienes ayudaron al oscarizado director a reconstruir el espacio-tiempo del Madrid decimonónico. Por cierto, ¡ojo! qué pesado Fernandito. No había flash que no cazara. Menos mal que llegó otra corbata rosa de más empaque a hacer Justicia. Era la de Bustamante, padre y esposo y con aspecto de ser ambas cosas, de tener acciones, leer el Financial Times y de jugar al pádel. Paula Echevarría, nena, qué manita tienes. Y qué naturaleza. Hace dos días que dio a luz y ya está espléndida en gasa color burdeos. Casi el mismo tono de cabello de Carlos Larrañaga y su ex, que no sé si sigue siendo su ex o si ambos juegan a ser Gunilla y Luis Ortiz. A lo mejor es que se les rompió el amor pero no el famatint. O que el amor recorre senderos insondables. Alfredo Landa, por ejemplo, surcó los del odio y ayer amaba a José Luis.

viernes, 26 de septiembre de 2008

El cardado y la crisis


Nena, lavar, marcar y cardar. Pero, cárdame eh? Que vea yo esa muñeca darle al rulo gordo con poderío y sin miedo con la laca, que el otro día estuve en la fiesta sorpresa del 40º aniversario de Marc Anthony, cari, y, aparte de un horror, qué sudor en el ambiente y qué peligro permanente. Sólo le aguantó el recogido a Jenny y, no me extraña, porque era como un nido de cigüeña. Con pollos y todo. Que se me vino abajo el cardado, como a Terelu en MQB. Y lo que me faltaba a mí con estos tiempos que corren, que no me aguante la coiffeur, que el jueves me topé con Eloisa Bercero en el Gino’s de López de Hoyos compartiendo un platito de spaghetti a la boloñesa… Ahí, me dije: “Ana, la crisis nos acecha”. Salí corriendo a la inauguración de Kihel’s en el Corte para proveerme de muestras gratis y para que Mario Vaquerizo me contara todo sobre su dieta y su ¡viva la proteína! Cuando servidora siempre ha gritado ¡viva la feromona! Por cierto, estuve yo debatiendo reencarnaciones en la fiesta de los 10 años del perfume masculino de Hugo Boss, ideal desde el segundo número one. ¿Pestaña de Eloisa o pómulo de Carmen Lomana? Dificilísima elección, dime tú. Porque, un pómulo es un pómulo pero, imagínate que se te acolgaja a él un hombrecito como el nuevo novio de Silvia Tortosa…Yo prefiero tenerlo hundido. Incluso, fruncido como Álvaro Muñoz Escassi el ceño. Me lo encontré en el party y llegué a la conclusión de que, o frunce porque es guapo o que, como es guapo, lo frunce. Total, que no pierde el gesto ni cuando te lo presentan y te besuquea la manito. Como te lo cuento. Nada que ver, por ejemplo, Ernesto Alterio, vestido de soldado 2 millones de ejército Mao, mirando de revés. -Cuidado con el agua, reina que me estás abrasando la meninge- Y hablando de abrasar, Rosauro, que lo acompañaba, llevaba la melena abrasadita. La mecha, que es muy mala. Y la falta de ella y de cabello en general, qué te voy a contar... Mira a Anasagasti, cómo tiene a la familia real: frita. A falta de melena que tintar cual Ana García Siñeriz, que eso es melena y que se quite to’ lo demás, se dedica a poner verde a Doña Letizia quien, sálvese decir que viste de Hugo Boss, aussi, y está total en su 36. A mí, me mola y, en Europa marca tendencia quirúrgica inclusive. La novia de Alberto de Mónaco se ha quitado cuarto y mitad de kilo de nariz. Ahora le queda quitarse omóplato y tobillo. Ella lo tiene gordo de natural y no como Sarkozy, que es alza. Él, le President de la France, al menos me ha invitado a un concierto en marzo en Los Inválidos y te lo cuento sin acritud y sin esperar que se lo chives a Esperanza Aguirre cuando venga a hacerse su netoyant. No le guardo rencor. ¿Qué omitió mi invitación a la inauguración del Teatro Canal? Bueno, yo estuve en Hight School Musical y ví a Fran Rivera y no me sigas tirando de la lengua que hablo única y exclusivamente movida por la envidia, pero, si hay que elegir entre la Grandeur de la France y el Teatro de Canal en Bravo Murillo, no quiero zaherir más de lo que está una. Qué espíritu tan trabajado tiene este bellezón, te estarás preguntando e, incluso, comentarás para tus adentros: Parece Sonsoles Zapatero vestida de monja. Pues sí, pero alísame este flequillo o te despellejo con tu tijerita sin punta.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Pon un señor Bacardi en tu vida

Es mi máxima. Y que te monte un chalete, que te trate como una reina, que te lleve a Cibeles con unos guardaespaldas como los de Madonna y que te sujeten las compras y el celular si cabe. Y lo más importante y obvio, que te prepare un copazo cuando estés así como depre o cuando haya que ponerse a procrear que, ya sabéis, que una necesita aturdirse para esas cosas, que se riza el cabello con el trajín y no estamos para más gastos en Cheska. Porque, desengañaros, estos señores, llevan un traje de corte perfecto, pero procrean y me parece fenomenal, fíjate. De hecho, en un momento puede ser, incluso, placentero. ¡Viva los señores de Bacardí! He dicho. Llegué a esa conclusión en el kissing room de Grey Goose junto a Carmen Duerto, ambas con un cocktail de sandía entre las manicuras francesas porque, desengañaros también, somos como Candice Bergen y Jackeline Bisset: ricas, famosas y pelín alcohólicas. En un tris estuvimos de pedirles cita. Los teníamos, a los 25, con sus cargos ideales, sus cortes a cuchilla ideales y sus sastres ideales, a dos milímetros escasos de nuestros escotes ¿cómo unas chicas como nosotras no iban a encontrar pareja? La ecuación era perfecta. Pues porque somos pavas. Pa-vas. No tanto quizás como Elena Tablada, con su pinta de traca y su pantalón de pana rala y pata de elefante, en Sita Mur. Vale, no llevaba eso, pero me da igual. Tenía ese aspecto, como con gorra de pachworth. Aggg. Quisimos que Luis Eduardo Cortés, Presidente ejecutivo de IFEMA y un caballero de los que no quedan, hiciera las labores pero, repito, somos pa-vas y él tenía cosas mejores que hacer como echar un ojito a las burras de EGO, que me gustó su momento moderno con las faldas de plexiglass. Venía de ver el desfile de Carlos Díez, al que fueron también los Bacardí gentlemen, y el cocktail quedaba molotov, como de ponche caballero con pepsi. Aunque, si hablamos de combinaciones, por cierto, ausente en Toñi Salazar, qué decir del torbellino de colores de Marc Ostarcévic, en Guillermina Baeza y Dolores Cortes, desfiles monísimoss, by the way. Del turquesa al verde hoja, del azul bebé al pavo. Gama de fríos para camisa, pañuelo, chaqueta, pantalón y calcetín. Todo ello aderezado con melena leonina en zarcillo sobre unas orejas en marrón chocolate. No me extraña nada que, de la primera fila, pasara a la segunda. Deslumbraba. Es que no estamos acostumbrados al color. Es lo que pasa. Raquel Rodríguez, por ejemplo, pasó del greige de una relación frustrante a un cabello con todos los matices del rubio y el cobrizo de una soltería bien llevada ¿o no es así? Aquí te digo, Marta (Sánchez) que el tema ante beige es elegantón pero, chica, te pedimos más. Para Carmen Calvo, que es rockera y lleva el pelo color violín, vale que una sahariana puede suponerle un esfuerzo que todas apreciamos pero, a ti, te exigimos una falda lapiz como la de Carla Hidalgo o un pantalón fucsia como el de Juan Flan... El caso es que, tanto marear la perdiz, que nos dieron esquinazo y, en esas, encontramos a Juanjo Oliva, un amor y recién Premio L’Oreal a la mejor colección. Entre besos, arrumacos y consejos como “tú, muy Sophia Loren, cari”, echamos el ratito. A Juanjo le dio corte tanta efusividad... Si te digo yo que, cuando le echamos tetas, porque las echamos y cuando no, porque no. Qué difíciles son los hombres...

Así te veo el hato, así te trato

Pero qué gran verdad. Cuánta sabiduría popular encerrada en una frase. No me extraña nada que Leire Pajín pose como posa. Como tampoco me extraña nada ahora que sea la Speedy González de la política. Si es que sabe más que los ratones coloraos. En el desfile de Hanibal Laguna, no perdía comba. Del desfile, eso no os lo puedo confirmar, porque soy gorda pero no ubícua pero, de los flashes y su expresión corporal, dominio absoluto. Nada que ver con Dolores de Cospedal que se abandonó a la improvisación. Error. Ella, en cambio, Leire, debió pensar: “Aunque soy recortadita, soy rubia pero, sobre todo, poderosa. Número 3 del PSOE. Así que “respéteme usté, que soy el liguero”, otro gran ripio que esconde mucha filosofía, como un haiku pero, en manchego. Cómo sería la estampa que, estaba a su lado Paula Vázquez, que de otra cosa –como de tintes- no sabrá pero, de photocalls y de poner el vientre plano, sabe la vida, y parecía una principiante. Hirática, pétrea, con el cuellito a 90º de la poitrine y ésta, a otros 90º de su tacón morado, a juego con su chaqueta de inspiración oriental en el mismo tono. Y, qué decir de las rodillas, a unos 45º de los hombritos. O sea, hecha un siete. Así, toda la sfillata, por cierto, un viaje al cine de los 50, a “Cómo atrapar a un ladrón”, de la mano de los beige y los rosas Grace Kelly. A mí, me gustó. Hoy la pondrán verde. Porque, caris, todo el rollo informativo que os he contado venía por una historia personal mía. Que, como soy como una señora recién sacada de una grada de un programa de Terelu, no hay segurata que no me pida la acreditación y una tiene un límite. Una, dos, incluso 3 veces, vale, pero ¿a cada momento? Que monto un pollo, os lo digo. Y me diréis: “Pues ponte moderna”. Ví a siete modernitos ideales con tupé a lo Kortajarena y unos obreros del IFEMA les pusieron a caldo por llevar torerita y bolso. Nadie está a salvo de ser menospreciado. En cambio, a Yvonne Reyes, que parece recién sacada del Precio Justo en el 91, o sea, como en formol pero antigua, le habrían gritado tía buena como poco. El hábito que no hace al monge, aunque muchas se empeñen. Qué rollo con el negro. Sandra Ibarra, por ejemplo, ¿por qué Sandra, por qué? ¿Y la gomina? Ays. No voy a seguir porque, si sigo, luego tengo que comentar el kohl de Maria Angeles Grajal y prefiero morirme. En cambio, y manteniendo el hilo argumental del hato y el trato, a Eduardito Casanova le sienta bien. Desde aquí, soy fan. De él y de su abuela. Qué chiquito tan bien educado. Da gusto y no con Colate que, será un encanto, pero debe cuidar su política de comunicación porque da un aspecto terrible. Nada que ver con la Ministra Espinosa, de Alma Aguilar de pies a cabeza, que debiera replantearse, en cambio, el ser tan apocada. Hija, anímate un poquito, mira a Paloma Lago que no para quieta y, en un hora, lleva ya cuatro vestidos... Pero ella no, ella no domina el volumen ni el tacón como mi Cayetana (Guillén Cuervo). El show bussines, que da tablas. Beatriz Luengo, por ejemplo, con ese pelo de ese largo imposible, y genera revuelo y Rossy de Palma y su niña, ambas con coletero florido, hasta yendo al baño, montan espectáculo. Y de hombres, ¿qué? Pues a falta de un Jordi Mollà, un cocktail con Grey goose, zumo de limón y manzana, nuts liqueur y unas gotas de angostura. Un Hanibal Laguna.

martes, 16 de septiembre de 2008

Entre troupes anda el juego

He recibido varias llamadas reprobatorias. De vosotras. Por mi actitud. La de ayer. Entre violenta, agresiva e, incluso, hiriente. Es que, caris, compredme, me ví en plena Cibeles, besuqueda por guapos como Rubén Sanz, al que hago unos ojitos que me voy a quedar bizca, y agasajada por makes up, trapos y bolsos es normal que me venga arriba. Me visualizo y soy como Anne Wintour, con el celular en ristre y rollo compra-vende, compra-vende. Y eso que servidora es más Suzy Menkes. Lo digo por el tupé no por la circunferencia. Que también. Y no quiero seguir hablando de tupés que hago pucheros. Porque sí. Ya estoy venida abajo, a vuestro nivel, vaya. Es que a parecidos jugamos todas, reinas. Y ayer Carlos García-Calvo, al que idolatro, me dio el suyo y razonable. “Ana Condez”, me dijo, a lo que yo me cuadré ipso facto. “Te has cambiado el look”. Tragué. “Tienes el cabello talmente Ana Botella”. A mí me asaltaron los recuerdos del verde pistacho y el sastre con hombrera en V y se me saltaron las lagrimas. Pero, nenas, qué va. Que Ana Botella está estupenda. Que es tener un rumor en la calle sobre la hombría desatada del marido y que te venga la belleza, así, como un caballo desbocado sobre pómulos, mentón y labios. Vamos, que Carlos me echó un piropo. Sólo por eso, feliz que estaba, me equivoqué y entré en el desfile de Elio Benhayer, que era como entrar en el de Pierre Balmain en el 83. Pero el error devino despiporre y, no sé si fue por la laca, que quedé extasiada. Como el agujero de ozono. Me puse enfrente de Aurora Bautista recitando aquello de “No lo despertéis, el rey no está muerto, el rey está dormido” pero solo conseguí que Tessa de Baviera se quedara ojiplática. Y Laura Valenzuela también, aunque esa expresión la llevan a todas partes. Como Charo Palacios el pasador y Alyne Romanones el cardado con presilla. Beatrice d’Orleans innova, sin embargo. Con Elio, tailleur gris, y con David Delfin, blanco y zapatos bicolor. Moderna. Es que las butacas de DD fueron como una segunda parte de Tacones Lejanos. Pedro Almodóvar -que no sé ya si graparme en una teta un cartelito que ponga “Te necesito” para ver si llamo su atención- y Miguel Bosé, con una tripa que la llama, la atención, digo, aparecieron en un descapotable a las 17:00 de la tarde como dos toritos bragados. En la barrera, Bibiana, más que ayer pero menos que mañana porque cada día está mejor; Alaska y Mario, a los que adoro; Elena Benarroch –nena, una estolita de zorro, qué te cuesta-; y Mariola Fuentes y Antonia San Juan que ¡coincidieron con el mismo vestido! Ellas se hicieron fotos porque son así. La que suscribe, como en Solo ante el peligro, pistola que te crió y, la que más tarde desembuche, a casa a cambiarse. Vale que no todas tenemos el armario de Eloisa Bercero, pero un wrap dress de Zara, sí. Coincidimos en Miguel Palacio. Eloisa, Marta et moi. Marta Sánchez ahora es megasobria. Gris rata en: vestido, leggin, botita y complementos. Y melenón extra rubio. Como el de la Ministra Salgado en Juanjo Oliva pero más “Hola, soy Ministra”. O sea, “Me mola la moda pero nunca canté ‘Soldados del amor’, si no ‘Al Alba, de Aute”. Aunque, para melena, la de Sergia Arola. ¡A mí, unas tijeras! Y un copazo Juanjo Oliva con Grey Goose, Cointreau y un toque de lima. ¿Hace o no hace?

lunes, 15 de septiembre de 2008

Yo Dona, Yo Ideal

Que alguna de vosotras, queridas lectoras, me defina el concepto “ideal”. (Ya estará la marisabidilla de turno con el bracito levantado como si esto fuera una canción protesta). Pues que se esté quieta, que me estoy poniendo mala. Servidora, cual María Moliner, tiene la respuesta: Fiesta Yo Dona en Homenaje a la moda española en Cibeles Madrid Fashion Week. ¿Cómo os ha quedado el ojo? ¿Cómo el de Naty Abascal con 7 litros de rimmel? Porque, ¿qué me decis de una Anne Igartiburu con un vestidito globo color fresa tomando su cosmopolitan sobre el capot de un Lancia color champagne? Caris, esa era la estampita de bienvenida al party. Un encuentro exquisito en un recinto donde nuestra revista de referencia había recreado una calle Mary Poppins style empapelada con cuarenta portadas diseñadas por los modistos más importantes de este país ¡Y colgando sobre paredes rosas! Porque, sí, Charo (Izquierdo), debemos ser superchulas y superdivinas ¡abajo el gris de las cifras económicas! ¡viva el rosa chicle! Vale que servidora ya llegaba sobreexcitada. Venía hiperventilando del desfile de Agatha Ruiz de la Prada, del que me quedé prendada por: 1) los pantalones con armazón globo 2) los tocados en torre de cajas de bombones 3) las piernas y cutis de la diseñadora. Agatha, por favor, tu secreto, ya. Estoy convencida que la misma marisabidilla de antes o otra cualquiera estará comentando que loo –por alabo- el físico de mi primera dama porque es eso, mi primera dama. Pues pocas de vosotras, reinas, tenéis las piernas que mi Agatha. Ahí queda. Y no sigo con la piel porque no quiero ser hiriente... Pero es que no sólo fue lo de Ágatha. Estuve acompañada de mi íntima Carmen Duerto, que es como Carole Bouquet en su físico y como Melannie Griffith en sus cambalaches stiletto-bailarina, con quien piqué en lo más alto. Os diré que María León nos espera en Pedro del Hierro para que elijamos prenda, mona que es la chiquita, y Elvira Rodríguez, que es lo más, nos reserva hora y mesa en la Asamblea. Esta semana no puede, tiene reuniones o no sé qué de la región pero, la que viene, nos hacemos unas tortitas y un Marie Brizard. Vamos que sí. Si hasta el embajador de Francia, Bruno Delaye, que mira que me gusta a mí esa melena que le perdonaba yo el 2 de mayo y la batalla fresera, fijate, nos prometió un pitillo electrónico de última tecnología que echa vapor de agua. Yo le dije “Espíreme señor embajador”, falta de nicotina que estaba, y se me rizó el cabello. Como la barbita de Carlos Díez se me quedó. Rollo fibra aislante. Carlos, te adoro. Y, allí nadie, salve decir, tenía la melena fosca. Lemoniez, engominadito; Duyos, con una sonrisa que me dedicó como el paseo de la fama, rapado; David Delfín, sin un tinte, gracias a Dios; el modelazo Rubén Sanz, perfecto y de punta; Schlesser, cortado a cuchilla y con camisa impoluta; Espido Freire, que no sé por qué tiene nombre de braga nautica, con raya en medio; Montesinos, con boina de ganchillo, o sea, gauche divine que es él; y Antonio Fournier, bañado de sol... Que, por cierto, este gentleman a punto estuvo en un desliz de romper la entente cordial que mantengo con Beatriz d’Orleans, en rojo oriental... Menos mal que Covadonga O’Shea limó asperezas... Una buena perla en un momento justo deja muda a cualquiera.

Exclusivas a mí

La semana que viene me toca a mí. Tengo ese pálpito. Ivanka ha abierto la veda. ¿Cuántas ricas herederas conocéis que lleven a cabo una labor empresarial que lo flipas y, aunque tengan un cuerpo de escándalo, un pelo divino, una piel que se caga la perra, no son para nada ni frívolas ni superficiales, es más consideran que el color naranja favorece la vida al Dalai Lama y que la leche de soja tratada sin productos biológicos es el futuro del lacteo y de millones de chinos en su arrozal? Evidentemente, Ivanka e Moi. Está de Dios que, en escasos minutos, Hola, nuestra biblia del cuché, caiga en la cuenta y me llame. Adoro a Ivanka. Y ella a mí. Somos tal para cual. Hasta en el detalle más tonto. Por ejemplo, yo también cojo el teléfono con mi stiletto apoyado en una cómoda y el cabello en cascada cual Heidi Lamar girando sobre un sillón de oficina y cuero extragrueso. Luego, mummy echa un poquito de océdar sobre el contrachapado y yo me pongo una mantita eléctrica en la contractura. Y ni que decir tiene que Mum también lleva un moño italiano oxigenado y duerme con la cabeza envuelta en plásticos de embalar y módulos de polietileno. Como Yvanna, su madre. Así no se despeinan. Por cierto, qué reportaje tan espectacular. El de Ivanka, digo. El de Isabel Pantoja que bien podría haber celebrado sus 134º lavados con henna negra, la compra de la 51ª epylady rowenta o el 13º aniversario de sus carillas porque una celebra porque le sale del higo, es de una pereza que yo me dormí sobre las cejas en arco de Kiko, al que su madre define rollo adivinanza. Sí. Rollo: “¿Qué es una cosa verde por fuera y blanca y con pepitas por dentro?”. “Una chirimolla, ¿no?”. Pues ella empieza: “¿Qué es una cosa fea por fuera...?” Y ya no hace falta que siga. Todas tenemos la carita del muchacho en mente. ¿Y qué ni menta a Julián Muñoz porque posa en el hogar donde vivió su amor con Paquirri? Pero si Julián Muñoz ha comido en esa casa más macarrones, que le encantan de cena como sabemos desde su estancia carcelaria, que bulbos pilosos tiene la tonadillera... Mala me pongo, mala. Como Raquel Sánchez Silva en las sobremesas de Cuatro. Mala. No sé si es que la iluminan mal o la pinta y la peina Arantxa Sánchez Vicario, que está descubriendo su cuerpo porque está enamorada y acaba de descubrir que existe el rimmel transparente y la depilación del bigote, pero el caso es que esta muchacha parece una monja con problemas. Pero con problemas gordos como los de Arianne Artiles y Fonsi Nieto. Ella no podía con esas americanas blancas y esos zapatos de punta levantada en hueso y bespuntes como si saliera de fiesta con un grupo de albanokosovares, y él, ese cuellito tieso como un ajo. Total, que se han separado cuando todas sabemos que Fonsi ha estado más tiempo con Pepón Nieto que con ella. A ver, Pepón carece de cuello. Pero es buen actor. El registro de “soy un Pepón” lo domina con los ojitos cerrados. Según Woody Allen, Javier Bardem, ni eso. Que mucho no me afeito porque soy un actor comprometido pero que de Stanislavski sabe tanto como la gallina de Paco Martínez Soria. Qué recuerdos esa gallina, siempe bajo el brazo, dando tipismo y tópico rural... Ahora tenemos a Paqui Peña para ese cometido... Y es total.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Vino Richi y mucha gente más


“¡Qué viene Richi!”. “¿Quién?”. “¡Richi!”. “Y ¡¿quién es Richi?! Cari, yo sólo veo veo el morro de José Manuel Parada a quien todo se le consume excepto el morro”. Como una besuga -yo, no Parada-, servidora no se enteraba de nada. Rien de rien. Y era facilísimo. Que anoche se estrenaba en el Teatro Fígaro Adolfo Marchillach el clásico de Larry Shue con el que Rowan Atkinson se convirtió en Mr. Bean. “¡Anda salero!”, os habréis dicho sorprendidas. Pues lo mismo que dije yo cuando leí el folletito que me dieron en la entrada. Si es que no hay nada como tener las gafas de cerca... Gracias a ellas pude enterarme de que se trataba de un exitazo internacional que Javi Martín, Secun de la Rosa y la grandísima Marta Fernández Muro protagonizarán ahora en Madrid. Que antes lo había hecho Angel Martín, el presentador inteligente, pero que ahora lee a Schopenhauer y le ocupa todo el tiempo... Vaya... Me hacía a mi ilusión verle. De hecho, me dijeron que pasó por delante de mis pechos pero, entre su tamaño y el de mis idems, ni la coronilla le divisé. Me tuve que conformar con Juan Garcia que es, la verdad, conformarse con mucho. Yo, menos de un Mr. Universo, nasty. Porque yo lo valgo, como Heather Locklear en el anuncio de L’Oreal, por cierto, igualita-igualita que Silvia Tortosa. Adoro a Silvia Tortosa. Es vintage. Ella cree que tiene quince años y que vivimos en el años 72. De hecho, se viste como si los hubiera cumplido precisamente ese año. ¿Qué necesidad tiene ella de atarse una chaquetita de punto mantequilla combinada con una falda de vuelo mantequilla y un chal con pompones de conejo mantequilla y, de esta guista, enseñarlos el ombligo? Ninguna. Pero lo hace y por eso me flipa. Y hablando de grasas animales y/o vegetales, Raúl, el cantante, no cuece, él enriquece siempre ¿no? Ese pechito responde a unos sandwiches con doble capa de margarina... Jaydy Mitchel ya podía comerse alguno. La ví yo la tez verde, mona, pero verde. Y que no me venga ahora que era la luz porque no, que Blanca Marsillach tiene el teatro como un jaspe, que ella es un amor y sabe del show bussines la vida. Y un pelo, que qué melena tiene. Eso era justamente lo que le fallaba a Laura Sánchez. Nena, Lauri, ese presilla en la nuca rollo “tengo las empanadillas puestas en el fuego” no y no. Al menos, no parecía recién levantada como todos niños de Física y Química que, si no fuera por el pelo, entre todos juntos no pesan ni 125 gramos. Y todos, así, como desfallecidos. Nada que ver con Loles León o Cristina Almeida, más vivas que dos ardillas pero, claro, sin que la cintura les acompañe. Ni falta que les hace, Carlos Diez las tiene de musas.

Leyendo entre líneas


Estaba yo viendo la tele mientras daba buena cuenta de un helado de corte de tres sabores, que me encanta porque tiene toda su grasa y todos sus conservantes pero nada de nutrientes, cuando, de repente, me veo asaltada por una imagen que llenaba la pantalla. “Esa megacacha yo lo conozco”, me dije mientras la nata nylon me chorreaba por la pechera. Y vamos por Dios que si la conocía... Era la de Marisa Jara paseando prosciutti, o sea, jamoncitos, con la falda remangada y por toda la orilla. Y no en Guardamar de Segura, no. En el Lido que, para la que sea más lectora de Caza y pesca que de Vanity Fair, se trata de la islita donde se celebra el Festival de Venecia. O sea, que os resuma para que os indigne igual que a mí: Marisa Jara, en el Festival de Venecia. Pero ¡¿y eso cómo puede ser?! ¿Acaso llevaba el pelo teñido de azul con dos tijeretazos en el flequillo perpetrados por una segadora, los pies con unas durezas que echabam chispas carretera abajo y un entrecejo con el que podría hacerse una manguito? Como veis, os estoy describiendo a cualquier niño de Brangelina que, eso, en vez de niño, es como Nina Hagen en versión rollito de primavera... Para autoconvencerme, que en autoconvencimientos soy mejor que la Duquesa de Alba con su rollo de la no-boda porque, tiene cuajo que, esos hijos con esos matrimonios todos tan exitosos, le prohíban casarse, pensé que la modelo debería estar de cangura. Precisamente consideré que debía de serlo de los vástagos de Brangelina o de George Clooney, que está siempre por ahí más solo que la una y pegado como una lapa a cualquiera. Y quien dice cangura dice ama de cría porque ojo pecho… Pues te digo yo, que no la arriendo las ganancias. Menudos días debe estar pasando porque, esos niños tienen una pinta de ser unos chungos que riéte tú del jurado de Factor X. Que yo me río la vida, la verdad. Entre Micky Puig, que no sabes dónde le empieza la papada y dónde le termina la pantorilla, y las otras dos –la Roca y la “soy moderna porque llevo flequillo”-, ambas con el ojito pitarrañoso, como constipado y con necesidad de un baño de manzanilla, yo, nenas, me parto. A mí, esos me juzgan y les canto yo unas verdades que se quedan más tiesitos que Ana Botella cuando debió enterarse del rumor de su marido y la ministra francesa que diría ella: “José Mari, rey...” Lo mismo que le debió decir el marido de Silvia Munt a Silvia Munt cuando la viera liada con la jeringuilla del colágeno para el labio a lo que sumó. “Nena, para ya un poquito”. Porque, la verdad sea dicha, cuando la operación tiene los resultados de Doña Letizia, una empieza por la nariz y la barbilla y continúa y continúa hasta quedarse como Dayana, la Miss Universo, que mira tú que mona pero qué nombre de lagarta comerratas. Pero, claro, si ves que te queda como la ceja de Pablo Motos o como la nariz de si olieras a caca rollo Paulina Rubio, digo yo, que debieras leer entre líneas, o ¿no? A mí me flipa leer entre líneas. En las fotos del antes y después de José Bono extraigo, por ejemplo, que el castaño oscuro en tinte queda talmente negro kanfort; que Mar Flores, de elegir bikinis la pobre no tiene ni idea porque qué cosita más fea, pero qué buen tipo mantiene la muchacha; y de la separación de Carlos Larrañaga, caris, que eso nos va a dar unos momentos ideales...

viernes, 5 de septiembre de 2008

Austeridad de ayer, hoy y siempre


Me daba miedo, caris. Hijas, no sé... A mí, El Escorial, si no es para comerme una asado con sus patatitas, ese Monasterio me impone la vida. Y Felipe II con ese prognatismo como Kira Knightley y esa sillita de piedra que qué austeridad, que ni un cojincito de ganchillo mullido, también. Y, por si faltara poco, tela con las intrigas y conjuras palaciegas. Riéte tú del nones que le han impuesto a la Duquesa de Alba a su inminente bodorrio. Qué ojo siglos lleva esa Casa, por cierto... Mala que está Cayetana, evidentemente. Gracias a Dios que todos mis terrores se iban a desvanecer igual que si fueran Lindsay Lohan y sus primas con un bote de pegamento. Vendría un Príncipe Azul a salvarme. Bueno, azul, azul, no. Más bien, color coral. Y príncipe, tampoco, alcalde... Pero, qué alcalde. Alberto Ruiz-Gallardón, con su camisa a juego con su bronceado aún candente, servía de anfitrión en el estreno de la película La Conjura de El Escorial, un drama histórico ambientado en la España del XVI dirigido por Antonio del Real. Una época oscura, turbulenta, cruel de la que, como un buen joyón Tiffany’s o unos Manolo Blahnick, Alberto me protegería, porque, con ellos, nada malo te puede ocurrir. Y la verdad sea dicha, que no las tenía todas conmigo. Carla Duval no arreglaba la situación. Carla ¿cómo podrá respirar por esa naricita? A mí, aunque me da reparo, me encanta Carla. La considero la evolución natural de la especie y supongo que el aire que aspira, como es escaso, lo guarda en los pómulos en dos minicámaras de compresión. Con el agujero de ozono, todas tendremos una cosa igual. Ella, en cambio, ya lo tiene. Javier Rojo también daba su yuyu. Con sus zapatos color vino de tafilete y punta supina, tan rapado como va, vale que es Presidente del Senado, pero ¿del de la Guerra de las Galaxias?... Y, para más inri, la hija de Fernando Fernán Gómez... Que estaba yo asustadiza, vaya... Además, es que me contaron que la factura de la peli es tan flipante, las armas, las batallas, y que las imágenes tienen tal verosimilitud que parece que hasta huelen. Mal, porque olían mal. No había gel Nelia ni agua corriente, a ver... Pero, anoche, no. El pelo de Jordi Mollá a lo mejor, pero Julia Ormond tenía un aspecto de limpia y de estupenda que quitaba el hipo con un abrigo-vestido en seda negro años ’50, que ya podría haber aprendido algo Ainhoa Arteta, a la que sólo le faltaba el joyero pegado con dos grapas. Todo lo demás, lo llevaba puesto. Era como la hermana sin nacarar de Marili Col, que debe sujetar el maquillaje con laca. Jenny Llada prefiere los andamios, en ese espesor podía ocultarlos. Otras, como Marlene Morreau, en cambio, prefieren enseñarlo todo. Aunque, ya que se pone, que no lo haga bajo lycra malva...

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Revolucionaria a mi pesar


Nenas, que Benicio del Toro es igualito igualito a Brangelina. A la parte rubia de Brangelina quiero decir, al otrora Brat. Pitt. Son clónicos. Uno, en destellos dorados, y, el otro, en brillos azabache. Perdón, en rubio nórdico 8/7 uno y en castaño ceniza 4/6, el otro. Es que lo ví anoche. A Beni. Monísimo. Ideal. Habla español. Bueno, como los dibujos de Hanna Barbera. Y tiene unas ojeras donde servidora estaría navegando día y noche entre aguas color malva... Eso sí, llevaba una corbata de fantasía que eso más que fantasía era un logaritmo neperiano del color y de la geometría del horror. Tela telita tela el cuadrante en color yema... Thank’s God que todo lo demás que le cubría era ése total black que sirve tanto para parecer intelectual como para disimular la cadera ancha y subida. Es que vino a la prèmiere de su última película, El Che, de Sodebergh, un biopic sobre la vida y milagros de este revolucionario que queda tan cool estampado en una camiseta extralarge sin mangas combinado con leggin en topo, botita plana arrugada rollo gnoma y cinturones ácidos tipo Boy George, con tachuela y súperfinos, ya sabéis ¿no? Ya estará alguna -que me lo estoy figurando- insultándome y diciendo que soy una frívola y que no tengo ningún respeto por este líder popular y que bebo Coca light porque soy una imperialista. Vale. Yo os digo mi verdad: hablar de política siempre me ha parecido de mal gusto y, encima, como en torno al Che hay tantas controversias, que si para unos es el paradigma del levantamiento del pueblo contra la opresión y que si para otros, como en San Borja donde este bendito fue asesinado, que era como JR pero con hawaianas en vez de con botita campera, me quedo con aquello sobre lo que todas estamos de acuerdo. Esto es: que su estampa en las camisetas extralarge es trendy de flipar. Además, que de política hablaron otros. Santiago Carrillo y Gaspar Llamazares, en naúticos y jersecito al cuello, que dónde vamos a parar... Ni peluca ni chaqueta de pana ni siquiera una barricada como tocado. Nada. Look Massimo Dutti. Pero si hasta Soraya Saénz de Santamaría estaba en el estreno... El viaje al centro, digo yo... Cómo me gustan los zapatos de Soraya. Es de las que bien cree que, con un buen zapato y un buen bolso, ya puedes ir con un bambito morado que no pasa nada. Y tiene toda la razón. Otras se dan al manchurrón y la gasa color violeta con zapato de plástico y dan ganas de matarlas. Véase Carmen Alcayde que sigue respirando y por menudo pecho... Que ya se podía dar por aludida Goya Toledo que, hija, qué gusto de delgadez, tan escurrida, tan así como que me caigo por falta de vitaminas... Como Unax Ugalde, a quien parece que lo único que le nutren, las vitaminas, digo, son el cabello y el bigote... Qué cosita tan pequeña y tan peluda... Y si no fuera porque sabía que era Pepe Blanco, hubiera pensado que su paso también era como una ratilla. Cómo corría para que no le fotografiaran con su traje gris perla tornasolado... Los ministros Corbano y Salgado, en cambio, sí posaron y hablaron, incluso dieron clase de historia panamericana. Yo preferí atender al único americano que me interesaba: Santiago Cabrera, geografía hecho hombre.

martes, 2 de septiembre de 2008

El largo y cálido verano


Vuelvo de mis hollidays y ¿qué me encuentro? ¡Que no me entra la faja! ¡Que estoy gorda como Bono el de U2! Que Dios me coja confesada y con la tabla calórica del biomanán aprendidita de memoria porque, como nos haga un invierno de jersecito gordo y cazadora de borreguito, voy a parecer un dirigible… Ay nenas, está visto que me veo abocada a la gasa floreada y a la braga de goma extra elástica, como Saritah Ferguson en su visita a Sotogrande, rollo leoparda camuflada pero con jamoncitos de York, nunca mejor dicho… Pero es que a ver, ella, con las niñas, demasiado bien que está. Entre el curso de ofimática y el de mecanografía, no le da tiempo a ir a su acqua gym y, en vez de hacer figuritas de miga de pan, se la come acompañadita de Nocilla. Al menos, no le da por escribir marranadas. Con esa edad, que debiera estar haciendo tapetes para el ajuar de Lourdes Mary… Pues no, ojo qué vicio, Madonna, tía… Resulta que hasta hace dos días, la cantante se hacía llamar Azotitos. “Spanky” ponía ella, que queda más moñas todavía… Un cachete bien dado, hombre ya… Así era como firmaba sus cartas a un tal James Albright, que no sabemos quién es pero como tuviera el mismo careto de Madelaine, desde aquí Madonna, te digo “Reina, eres una cochina” porque, una cosa es una cosa, y otra, que te dejes poner el culo como un tomate por un señor como un corcho. Pero está visto que es lo que mola. Kate Moss se trajina a un conejo de peluche en el videoclip de los We are not sex people, algo así como un Mimosín pero en vez de ñoño, más parecido al Alessandro Lecquio de la Era Moldes. Y, en vez de meterla dentro de una probeta con una base y un ácido a ver qué pasa, la convierten en una escultura de oro macizo para exponer en el British, junto con Amenophis IV y Ramsés II en plan mojama. Fíjate, en cambio, qué diferencia con lo que le ha ocurrido a Gwyneth Paltrow. Que como siempre ha ido de buenecita y tal, le han echado un cubito de estiercol en todos los morros por protagonizar un spot de Tods con una piel. Le ha sentado fatal, a ver… Para un día que saca el pie del tiesto… Ay, Gwyneth, mira que te dije que te apuntaras a la asociación Viva el Oso de Carla Bruni, que tiene a toda la población ovejuna en contra, pero ella pasa porque es más de algodón egipcio y seda italiana… Y mientras, Harry Potter enseñando el higo en medio de la peli porque es súpernecesario para la trama y, por ende, superconstructivo para dar alas a la fantasía de los pequeños infantes. Me imagino que será como Afrodita pechos fuera, la de Mazinger Z, pero en plan hechizo de sapos y culebras y con capita. Más mono, sí. Y mágico. Como los gemelos de Ricky Martin. Sin comerlo, ni beberlo y vamos a dejarlo aquí, se ha convertido en padre gracias a una madre de alquiler… Y no, caris, pese a mi perímetro, no he sido yo la contratada y me habría venido de perlas, porque estoy más pelada que Michael Jackson y más necesitada de subsidios que Brangelina y su familia multiétnica y multicapilar. Sólo les queda que adopten a George Clooney, que como Chanel, nunca pasa de moda y que ha estado todo el verano como la farsa’ monea’, que de mano en mano va y ninguno se la quea’, en plan convivencias salesianas… George, cari, ¿estás solito, rey? ¿Quieres que me convierta en tu nueva cerdita camboyana?

Todo está en los libros

Oyes, una cosa: ¿Se han acabado ya los juegos olímpicos? Y ¿ahora qué vamos a hacer con tanto chino desocupado? Porque, durante las olimpiadas -que me aburría soberanamente viéndoles cómo ganaban hasta en lucha grecorromana, que tiene bemoles-, estaban entretenidos, pero, y ¿Ahora qué? Calva estoy yo de saber que, como tiene el cuerpo hecho, empiezan a fabricar como locos productos low cost para que nos acostumbremos a no trabajar -total, ¿pa’ qué? si ellos lo pueden hacer por la mitad de precio- y morimos todas como chinches por tonterías tipo “las aristas de esta caja me han segado la yugular” o “el corchete de la faja tenía plutonio y ayer se me cayó una teta al terrazo”. Estos, los chinos, nos meten en una crisis que ríete tú de la depresión de Raquel Mosquera... Si hasta Hugh Hefner ha anunciado que ya no organiza más fiestas en casa y que, si hubiera una próxima, tendríamos a Berlusconi cantando su disco de baladas y estaríamos a base de sándwiches de mortadella con aceitunas, fanta y gusanitos de queso, porque resulta que Playboy ya no vende ni unas bolillas chinas, a sazón… Y, hablando de sexo, ¿qué le enseñará la actriz porno Tere Patrick, La Tere, a Angelina Jolie que ésta no sepa? ¿O es que con Billy Bod Thorton jugaban a las casitas con Pin y Pon? ¿Se casa la Duqeusa de Alba y el empresario o es leyenda urbana? Y ¿Leonor Watling ha reconocido finalmente que ese pecho responde a una maternidad incipiente que lo flipas y no a un exceso de hidrato en su dieta? ¿Y Madonna que las piernas de los bocetos de Givenchy son más del tipo Betty Spaghetti que suyas y que como siga metiéndose con McCain la queman por hereje? ¿Jennifer Aniston se ha separado ya de una vez que, ojo que pesada y que, aparte del tinte, la abandona todo Cristo? ¿Qué tal le va al Dioni vendiendo pisos en Lepe, que el tema parece de chiste de gangosos de Arévalo? ¿Al final, alguna asociación de gentes de color ha demandado a Beyoncé por echarse Bella Aurora en los anuncios de L’Oreal y salir desteñida o consideran suficiente castigo que no haya salido en la Vogue Edition Black por ser más beige que black? ¿Y la ex mujer de Chipper OT ha ido ya a La Noria o se ha pegado con el actual marido del cantante o ha recibido la visita de Está Pasando y se ha tirado de paso por el Viaducto? ¿Tory Spelling, dado que le pagaban en Sensación de vivir con una bolsa de pipas y un refresco carbonatado La Casera, vende citromatics en Teletienda? Ay, darlings, es que acabo de regresar de mi salida al extranjero y me pilláis como desnuda de conocimiento, no sé ni cómo le han dejado el perfil a Doña Letizia tras su intervención… Es más, ni me había enterado, aunque os parezca mentira, del éxito bibliográfico de Marisa Medina, el poemario La droga solitaria, algo así como la biografía no autorizada de Jerome Corsi titulada Obama Nation y en donde sugiere que el candidato demócrata era como la presentadora de continuidad pero sin el cabello oxigenado… Hay que ver qué manera perder el norte… Y lo digo por los ingleses. Tú te crees que todo el santo día preocupados por Kate Middelton que es como una dependienta de Zara o por si Roonie Wood, el del pelo azabache de los Rolling, puede o no ver a su mujer porque es adicto a las mujeres o si Kate Moss se lo hace con un conejo de peluche… Vamos por Dios, que lean un poquito… Qué vergüenza.

La distancia es el olvido


Qué genio tiene Amy. Está sedienta de venganza. Pero sedienta sedienta. No deja la botella de Chinchón ni el sol y sombra. Dice que en Navidades recicla los envases para cantar El Tamborilero, que Raphael y Natalia Figueroa le flipan, máxime, desde que Naty llevó un vestido túnica verde agua ideal a la boda de su hijo… Vamos, que está disgustadísima. Y cabreada como un mico. Ya no va a cantar la banda sonora de 007. Le hacía a ella una ilusión… Ella que quería ser como Shirley Bassey versión polígono y pegar chufas al servicio doméstico como Shirley Bassey versión Belgravia street… El otro día, que casi se nos ahoga Pete Doherty por cierto, –con agua, a ver con qué si no, si el alcohol para él es como la leche materna-, montó un cirio a la sosainas de Alicia Keys –su sustituta- de no te menees… Lo que salió por esa boca, aparte de un puente… Terrible. Como una fiera. Se puso Amy el dedito en el morro y sentenció: “Por éstas, que mi próximo éxito lo publico yo el mismo día del estreno para jod… el invento”. Fuerte, eh?. Ese dedito no había visto un jabón Lagarto ni en foto. Y es que, sí. Sigo en Inglaterra que, desde aquí, la historia, por ejemplo, del disparo nunca aclarado que sufrió el ex Mister España y la extraña actitud que tuvo el bello coruñés antes y después del incidente según explica la novia transexual de su padre se ve con otros ojos: lejana y carente de interés tal vez. Y qué contaros de las fiestas flower power de Ibiza: Pleistoceno estético y temporal. Aquí, lo que priva es el acid. Servidora, precisamente, es acid. Muero por la colección de camisetas de Henry Holland, el nuevo enfant terrible de la moda británica e hijo natural y albino de Stefano Pilatti e Iván Santos OT. Sus creaciones son únicas y llevan mensajes. Yo le he encargado una que dice: “Me duelen los ovarios y es de aguantarte a ti”, un texto que te viene genial si Keira Knightley, quien, según los tabloides, no se entera ni del NO-DO, pregunta cuánto es 2x2 o si se te acerca Nieves Álvarez y pide consejo sobre qué hacer con su pelo, sin vida, sin matices y sin arreglo. No obstante, cómo es la distancia… Marca precisamente eso, distancia. Mientras que en Madrid me quitaban la vida los trikinis sin presillas de María José Campanario, o la boda de Lecquio y la Palacios en mesones Petit Paris, aquí, me preocupa que la cantante Duffy no tenga un duro pero sí unas caderas que ay por Dios qué caderas o que Jodie Foster rompa con la novia y se quede pelada. Pero, lo que más, los negocios de Eva Longoria y Mariví Beckham. Porque vivo en la City y porque quizás compre acciones. Todo depende de la evolución de sus medias melenas desfiladas. Es decir, si terminan finalmente y como todas esperamos en puntas abiertas y cobrizas. En ése caso, para qué contaros: hay que comprar. Donald Trump es el perfecto ejemplo de cómo una mala cabellera en síntoma de éxito. Lo dice The Sun. Y por seguir dándome pisto, aquí, en Londres, el referente es el ruso Abranovich, quien se nos acaba de comprar el pisito más caro del continente y ni que decir tiene, el bulbo piloso, tísico… A mi vuelta, me cito con Iñigo. Si es que estoy en todo, oyes.

Cosas de la genética


Estoy en Londres. Siguiendo una pista. Expediente CHP-MVB. Os desarrollo. Como una guisanta de Mendel, Mariví Beckham (MVB) sufre mutaciones genéticas. Tras esas rodillas infames y esa carita de ‘soy una gorda famélica y ¡viva el pastel de riñones!’ se esconde una lucha celular sin cuartel. Carl Heinrich Pfänder (CHP), amiguito de Marx con un koljov divino en el condado de Lincolnshire, fue antepasado de la Spice. O sea, en términos médicos, que su afición al shopping es simplemente una reacción al comunismo soviético que corre por sus venas. Como si tuviera anisakis. Y una cosa así, yo, consumista congénita, tenía que investigarlo porque, ya sabéis cómo es el verano, a falta de una guerra –¿algo sucedió en Georgia o Somalia y toda esa parte de por ahí escasamente petrolífera? ¿no? -, la gente se inventa unas cosas tan increíbles como el amor de Darek por Susana Uribarri. Si el polaco hubiera caído in love por José Luis, con esa melena caoba y ese conocimiento geopolítico del continente vs. Eurovisión, todavía, pero ¿por su hija? ¡Si la papada se le confunde con el muslo! La falta de noticias es así. Acordaos cuando se dijo que Richard Gere no sé por dónde ser metía un gerbo, que debe ser algo así como un conejo pero con la uñita redonda, digo yo. O que Ricki Martín, una niña, un perro y una lata de paté La Piara tapa negra formaron una interesante ecuación con muchas ‘X’. O que a Ana García Obregón le explotó una prótesis encima de un sándwich vegetal y unos panchitos en pleno vuelo y que por eso se inventó en papel film. Esto me lo creo por gore y por genial. Mum, que está es como McCain según Paris Hilton, es decir, “arrugada y dependiente”, no quería que saliera del país. Prefería que me quedara con el tema de Anita y su relación con jóvenes capilarmente dudosos. Sin ceja, vamos. Pero es que el virus del despendole lo estudia mejor Carmen Rigalt y yo, ya os confieso, tenía que solucionar unos temas con Sienna Miller. No se repone la pobre. No se repone. Se siente como Demi Moore en La Letra Escarlata. Ve bien, porque Demi, según otra leyenda urbana alucinante, ve menos que Pepe Leches pero, como en la peli, lleva el mismo peinado Princesa Leia style y es acusada de adúltera. Que se ha liado con Baltasar Getty que, con ese nombre, le falta sólo el camello, porque los polvos de Rey Mago se los echa, y que resulta que está casado. ¡Ángela María! Exclamé yo nada más conocer la noticia, expresión que utilicé también al vislumbrar en playas sardas el pecho de Carlota de Mónaco, pillado por la hebilla del pantalón, y la cacha de JLo, que eso no rebaja ni a dieta de alcachofa. Me ha dado pena Sienna, la verdad, y me he ofrecido a echarla unos curricula en el Festival de Edimburgo para relanzar su carrera. Siempre habrá un moderno tipo Calixto Bieito que revisite Hamlet con una Ofelia adicta a H&M y a la Coca Light. Eso, pa’ Sienna, chupao’.

A la vida hay que echarle jeta


Contenta está Tita. La tienen como unas castañuelas. Vamos por Dios, que está de disgusto en disgusto, sólo falta que Sacha le eche un flema sobre el Mata Mua de Gauguin y te digo yo que Tita se nos pone mala. Pero, ¿qué le ha hecho la Baronesa a esa familia en ciernes aparte de decorar con la misma visión que José Feliciano? Borja organizando un fiestorro rollo “Viva el asteroide y el ron con coca” en el barco de mummy dearest aprovechando que ésta salía a comerse una fritura y unos boquerones en vinagre que le encantan, y, mientras, Blanca contaminando el Mediterráneo con esos mini bikinis de poliuretano y ese pecho de poliespán que, dónde está Berlusconi para taparle ese tetamen. Y lo que me pregunto yo: ¡¿Qué madre se merece eso?! No me extraña nada que Tita le haya dicho que “verdes las han segado” –menta, es muy de verde menta- en cuantito el niño le ha vuelto a pedir un nuevo chalecito que, al viejo, ya hay que fregarle el gres y da pereza. No sé de qué se queja Borjita. Le llega a tocar como padre Alberto de Bélgica y está de segurata de Prosegur en congelados La Sirena. Creo que el rey es un pesetero de válgame muy señor mío. Que se ha puesto flamenco y quiere comprarse un palacete en la campiña por dos duros. Ya le han dicho los valones: Miau. Y es que, cómo está la realeza. El Rey de Tonga se ha gastado medio presupuesto del país en su coronación y llevaba una capita de nylon imitación armiño que menuda mierda de presupuesto tiene ese país. Visto lo visto, el convite real debió ser una bolsa de chuches con un Palote, un chicle Cheiw y un cartuchito de escalofríos Pez. Todo caducado. Y ¿qué me decís de Marie Cavallier, la nueva princesa danesa, morreándose con su cuñado? Ella pensó que era tradición, como batir mantequilla y hacer mozzarella de imitación en barra, o sea, algo muy danés, y resulta que el príncipe le estaba dando un tiento como los que se dan en Tomelloso. O sea, universal. ¿Alguien lo entiende? Nadie. Igualito, igualito que Gonzalo Miró, en el mar, con Eugenia y su nariz ausente, bañándose con sudadera y capucha. Inexplicable. Y tonto. Tonto tontísimo. Y no es que servidora busque una explicación a todo. Mismamente, la familia monegasca no hay día que no esté descansando en una playa paradisíaca y ¿me habéis visto a mí alguna vez preguntar de dónde sale tanto cansancio? Estar todo el santo día pedo y fumando como Carrillo debe ser como cantar para Julio Iglesias: trabajoso, arduo, agotador. Por eso, Julio cobra a ese precio las entradas. ¿Tú sabes lo que le costó dilucidar qué hacer con esa mano sin sentido antes de darle ubicación entre tripa y tetillas? Un triunfo. Pero, claro, luego ahí gente que piensa que todo es regalado en esta vida. El gourmet suizo ése, ni más ni menos, que se fue sin pagar de El Bulli y todo el mundo pensó que se trataba del argumento de una novela de Agatha Christie. Pues, ¡qué va! Que, entre espumas, aires y polvos, le echó un poquito de jeta. Dura y sin ajitos ni perejil.