domingo, 18 de enero de 2009

COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO "PERU EN EL ROCE DE TUS LABIOS"

COMENTARIO DEL POETA Y CRÍTICO JORGE LUIS RONCAL:



Presentación


Una inmensa penumbra nos abarca. Escribo estas breves líneas de presentación del libro Perú en el roce de tus labios en momentos que los peruanos estamos atravesados por el dolor. La cólera de la naturaleza –esta a veces tierna, otras arisca-, nos ha arrebatado casi mil hermanos en uno de los sismos más severos del último cuarto de siglo. Y en medio de este abismo que nos horada el pecho leemos, en “Despedida I”, Nos vamos dejando las palabras/ahogadas en el tintero, /el llanto roto y los abrazos punzantes /ante el dolor de los rostros… Si parecen versos escritos por algún poeta de Pisco, ciudad al sur de Lima, epicentro del fenómeno… pero no, se trata de la palabra sensible, hondamente universal y entrañablemente peruana de Antonio Ruiz Pascual, destacado escritor español.

Porque mi Patria es hermosa/ como una espada en el aire… cantó nuestro Javier Heraud, abriendo una estela de resplandor sobre esta comarca que acunó a gigantes de la espiritualidad como Vallejo y Mariátegui. Pero ante el padecimiento de los desposeídos y las insultantes brechas sociales que ofenden al ser nacional, Sebastian Salazar Bondy acuñó, entre muchos, un verso rotundo: El Perú es un corazón clavado martillazos. Algún tiempo después, el poeta y maestro sanmarquino Hildebrando Pérez Grande hizo del sentimiento peruano un romance, el estallido de una sensualidad profunda, en cuatro palabras: Patria de mis caricias… No son las únicas expresiones poéticas sobre el tema, pero si están entre las más bellas.

Pero de pronto Antonio Ruiz Pascual, nos sorprende con un libro de poesía que más que respirar, transpira Perú, con sus valles y quebradas, enconos y encantos, sombras y destellos. Y en esta demostración de amor incondicional, resuelta estéticamente mediante un discurso de una limpidez admirable, nos lleva de la mano, desde Pueblo Libre hasta el Cuzco, desde Chabuca Granda hasta Edwin Montoya, por un camino de aromas y retamas con la seguridad de quien ha desposado de manera irreversible y gozosa un amor interminable.

Y el recorrido al que asistimos asombrados en este bello libro de poesía, por barrios clasemedieros y poblaciones marginales, se hace uno con ese otro por los pliegues recónditos y adorados del amor a la compañera peruana, musa y la efigie humana que el poeta ha escogido para transitar por la existencia.

En este canto de amor material, no podía faltar, como en toda gran poesía, el rechazo –airado o irónico- a las tropelías de los poderosos contra los desposeídos, y al mismo tiempo, la confesión de la fe y convicción en el horizonte de libertad y disfrute de la vida a plenitud para todos.

Pero dejemos ya el tono inseguro, aunque sinceramente gratificado de quien escribe esto, y abramos anchura a la palabra diáfana, cristalina de la alta poesía de Antonio Ruiz Pascual, que canta el amor al Perú con la autenticidad de los grandes espíritus, y entonces será este Perú/ el que le hable a la aurora / que tal dulcemente /nos llevó al sueño.

Lima, Perú, agosto de 2007
Jorge Luis Roncal




COMENTARIO DEL POETA RICARDO VIRTANEN:




Vida de bardo


Mi vida literaria, bohemia y artística se halla íntimamente ligada a la figura del poeta Antonio Ruiz Pascual. Mi amistad con él viene de principios de los años ochenta. En aquella época, muy joven yo, y algo menor que él, frecuentaba con encomiable frenesí la noche madrileña (aquella que se ha venido llamando “La movida madrileña”). Creo que lo conocí en uno de los bares más concurridos del barrio de Malasaña: Adiós muñeca. Allí yo tocaba la guitarra o recitaba poesía. Pronto pasé a formar parte de su círculo de poetas, amigos todos, que pronto iríamos de bar en bar recitando poesías y cantando canciones: Max Madera, Rincón del arte nuevo, Café Manuela, y una larga retahíla de bares que hacían de la noche madrileña un espejo donde se reflejaban poetas, cómicos, músicos, pintores… artistas del hambre y la locura.

Por aquella época, Antonio Ruiz publicaba poemas en algunas revistas y había participado en libros colectivos. Sin embargo, fue en aquel inolvidable “Adiós muñeca” –mediados de los ochenta- donde se lograría formar un verdadero ambiente poético-musical. Editamos algunas revistas y llegamos, a finales de década, a crear un grupo llamado Alazán, que grabó un CD con poemas y música de todos nosotros. Ese grupo desapareció iniciada la década de los noventa y mi vida se diversificó en otros frentes (siempre poéticos, literarios y musicales). Pese a la distancia, siempre he tenido en mi recuerdo y en mi ánimo a este amigo con el que tanta vida, poesía y locuras compartí hace veinte y veinticinco años. Un tiempo que, como una pátina maravillosa, guarda lo mejor de nosotros: nuestra juventud.

Hoy, Antonio Ruiz Pascual nos presenta lo que significa su primer libro de poemas en sí. No es el primero que ha escrito (yo le conozco media docena al menos), pero sí su primera publicación individual. Y me alegra que haya surgido este libro de un viaje mágico, prodigioso y verdadero a un lugar que vio nacer a poetas que tanta huella nos han dejado, como el peruano universal César Vallejo, a quien Ruiz Pascual le dedica un poema: “Canto a Vallejo”, poema en el que se adivinan huellas vallejianas: “con la sangre de los corazones rotos / con la carne viva sobre los hombros”.

Perú en el roce de tus labios es el título que tú, lector, tienes ya en las manos. Un libro orgánico y bitemático, alentado por dos motivos sísmicos: las tierras de Perú y el amor, este último motor en toda la poesía del madrileño. Como indica el poeta, su pretensión es “pintar con el pincel de la palabra una parte de este gran país, Perú”. Se trata de un poemario en nueve secciones, donde se halla el espíritu de ciudades y localidades de ese Perú lejano, misterioso y querido al que llega el poeta desde su España natal. Son ciudades homenajeadas Lima, Callao, Cuzco y Barranco; pero también encontramos otras secciones en las que se atiende al folclore peruano o a la voz de los Indios del Amazonas. Por otra parte, esta sección última reúne los poemas más sociales del autor:

Defendiendo su libertad,
todos seremos más libres
arrancando del alma las cicatrices…

Antonio Ruiz es un poeta esencialmente del amor. Y dedicados al amor son los poemas del libro más emocionantes: “Para ti y para mí” –toda una declaración de principios- y los nerudianos “Activa las persianas, amor” y “Trazo un círculo”, el cual adivina a un enamorado, a un ciego y perdido enamorado que ha parecido encontrar en su amada el destino de su vida recién iluminada:

Te amo amando la vida
dejando atrás al preso
con su tiempo de plomo,
cuidando su jardín de ruinas,

o bien,

Quiero beberme el lúpulo
donde florecen tus pechos en mi boca,
tu simetría donde se posan las manos
hasta trazar los puntos de tu costado.

Porque su amor “limeño” es quien le despierta del frío y llena sus días, el báculo que le guía por tierras peruanas. En efecto, el amor lo expresa Antonio Ruiz de manera torrencial. Para ello utiliza imágenes en cascada, la enumeración (con frecuentes metáforas y epítetos), el contraste y asimismo recursos como la prosopopeya o personificación, que otorgan al discurso poético un aire muy lorquiano: “luna pálida y perfumada”, “luna mordida en un espejismo”, “hay ciudades que te atropellan”, “la roja danza muerde los talones” o “Cuzco, preñado de estrellas”.

Porque dos poetas se mascan en sus versos de manera clara: Pablo Neruda y García Lorca. Es Antonio un poeta imaginista, surrealista y neorromántico a un tiempo: “En cuántas noches se llega a la luna, / en cuántas noches, a tus pupilas negras”. De Neruda proceden decenas de imágenes que expresan el sentir del poeta ante las tierras del Perú y ante su amada, y leemos versos como estos: “como el sol que nos funde / masticando la mañana”, “ser peatón en la punta de tus dedos” o “buscar manadas de luceros”.

De irracionalismo lorquiano está repleto el libro: “y la luna mordida en un espejismo”, “pulsación a la libertad de la luz”, o aquel poema que empieza:

Furia de espaldas
ante el robado horizonte
de cables de acero hundido,

que tanto nos recuerda a algunos versos de Poeta en Nueva York.

Poema que resume todo el surrealismo del libro es “Hay gaviotas en la ventana”, uno de los mejores del conjunto, cuyo final es magnífico:

y hermoso como el lento ocaso
que se descuelga de un cuadro.

El libro también resulta un mosaico de geografías peruanas. Cada parte introduce un topónimo lleno de vida y hermandad, una ciudad palpitante, colmada de pulsaciones que le llevan al poeta a vivir plenamente cada perfil que absorbe con sus versos: “donde el corazón te abre la puerta / y te invita a pasar”.

“Pueblo Libre” es la parte que inicia el libro, y detalla su llegada a la casa de su “limeña”, donde le esperan familiares y amigos. Después llegarán otras secciones, otras ciudades: Lima (“indomable a pesar de las heridas”), Barranco (“donde la lluvia es melodía”) o el misterioso Cuzco (“horizonte de plenitud”).

Los retratos, una vez que hemos tratado los temas y el aspecto descriptivo del libro, son una constante en los poemas. Antonio Ruiz retrata a amigos, familiares y conocidos. Destaca el dedicado a “Mamá Blanca” (“dulce como el corazón de candela”) o los destinados a Vicente Quintana, a Noelia, a Camila (“florecerán tus días / en el roce celeste de la primavera”) y al guitarrista Edwin Montoya. En todos ellos la prosopografía y la etopeya son recursos frecuentes, incluso insertos en unos mismos versos: “Mamá Blanca es mujer de carne y hueso, / dulce corazón de candela”.

Perú en el roce de tus labios es un poema de peregrinaje. Como dice Antonio Ruiz, “yo no soy extranjero” en estas tierras. Es el mensaje más feliz que podemos hallar en el libro. Perú en el roce de tus labios es un diálogo entre dos tierras, dos culturas: raíz y laberinto que se encuentran de repente en el filo de dos fronteras de sueños. A golpe de versos, Antonio ha cabalgado las tierras del Perú, y a golpes de amor ha ido edificando un largo poemario hecho con el corazón.

Los últimos poemas los dedica a una despedida en tres poemas. Insiste el poeta en que volverá a estas tierras. Antonio Ruiz ha sido peregrino (“con teléfono móvil / y cámara importada”) para ofrecernos estos versos que salen del cuerpo, del deseo y la emoción. Volverá el poeta al lugar en que el dolor enloquece y el paisaje se pierde, donde hay enigma y misterio, donde todo nos huele a vida, a tiempo dulce, porque le aguarda

el calor del corazón,
como una roca
sobre le pecho hasta el regreso.

Nos brinda este bardo un poemario puro, largo, denso, con versos verdaderos. Poeta del amor, Antonio Ruiz nos habla con voz sentida y mística. Un deseado paraíso que se aleja, tristemente, una vez que hemos cerrado el libro. A lo lejos, una ciudad respira y nos aguarda insomne, inalterable y perenne.



Madrid, 06 de agosto de 2007
RICARDO VIRTANEN





COMENTARIO DE LA POETA INMACULADA ÁLVAREZ SERRANO:

"Perú en el roce de tus labios...,

(...donde el beso es ternura y sed").


Antonio Ruiz Pascual, Antonio, el poeta, se arrebata en estos versos ungido por la savia del amor y del viaje desplegado en dos horizontes. El corazón expuesto, la mirada entregada, la palabra limpia.

Quedan en mi memoria viajes rituales, espirituales, turísticos, de los estigmatizados, a los abismos, al absurdo: Ítaca, Siddharta, La Alcarria, Demian, Segismundo, Meursault...pero aquí el que viaja es un hombre. Un hombre desnudo. Lleno de poros ansiosos por rebosar vida nueva.

Por un lado, el viaje que traslada su cuerpo hacia fuera, vertido a los lugares de Perú, una tierra preñada de riquezas –un Potosí- y herida de pobreza. Hay lugares para el sobrecogimiento, la cabeza reflexiva ante la Historia, y otros para el replegamiento, los ojos heridos por la belleza injustamente repartida, la conciencia política: "Yo les daría un trapecio sobre el rojo y blanco de la bandera para ver si asumen el vértigo, para ver si se quitan el barro y son capaces de poner zapatos al descalzado mañana"

Por otro, es el cuerpo que viaja desde dentro, lleno de mil luciérnagas que lo iluminan con amor, pasión, familia. Se ofrece el corazón y la piel, y el vientre, se regala con la absoluta concentración en los detalles, en ser el abrazo poblado de curiosidad e interesado en cada porción de ese núcleo infinito que es su amada.

El viajero desnudo, "herido de besos", "matándose a besos", "mutilando las palabras y la carne".

Y el amor nutrido de

porvenir,
"hay un mortal equilibrio en el mediodía estancado donde escarbando se nos eriza el mañana",
"sé que el pasado se queda en dos palabra ahora que te tengo"

liberación ,
"tal vez el único recluso sea yo",
"el penitente que llevo dentro",
"esta jaula de huesos",

sexo,
"entre terrones de lunas y jacintos donde la sed y la fatiga nos alimentan",
"libando en tus labios",
"cuando nos duele el insomnio",
"tú me examinaste macho",

humor lúcido,
"tú amándome más que a la paga extraordinaria al final de mes"

Hasta "Lima la terrible" de Bayly, la amarga, la devastadora, árida como la luz eléctrica en la cara tras el vómito, es aquí conmiserada, "Lima es indomable a pesar de sus heridas", enaltecida por su orgullo de querer ser.

Se desdibujan las fronteras "...tus manos que juntas forman dos países donde las únicas fronteras que existen son las del abrazo", las mismas fronteras a las que Benedetti pone un cierre metálico para abrirse a "la calle en busca de resguardo", el cálido resguardo que el amor y la luna procuran...
Las fronteras se desdibujan "cuando las palabras rotas dejaron de ser cartas sin negaciones, ni bisturí, ni pasaportes".

Cada matiz se incorpora como una semilla, todas las semillas encuentran su acomodo y su brillo, se conectan rodeándose de una piel permeable: "Perú en el roce de tus labios" es una granada roja y brillante, que rebosa bellísimos cantos de amor,

"Te amo amando la vida" "Te espero donde se acaba la lluvia"
COMENTARIO DE L AUTOR:

Confesión de parte

Este libro nace de la necesidad de expresar lo que sientes, lo que te interesa: un nuevo continente, con la magia de sus gentes, su folclore, sus costumbres, su pasado y su historia que te hacen atravesar, sentir otra dimensión, como ocurrió en Cuzco al descubrir la ciudad de Machu Picchu. Todo este bloque de sensaciones acompañado de la mujer que amas, paseando por su país de origen, conociendo a sus seres queridos, que en poco tiempo también formaron parte de mi vida y de mis sentimientos; una experiencia tan única y enriquecedora que llena mi obra de matices, de imágenes, de sentimientos a flor de piel: los deliciosos paseos por Lima, sobre todo por Barranco, destacando el bello entorno del Puente de los Suspiros; el bello paisaje por el paseo marítimo de la bajada de Armendáriz, La Punta y Callao con sus casas coloniales y la magnifica fortaleza del Real Felipe donde hay una bella estampa del puerto; las entrañables noches en la peña de Rompe y Raja con sus espectáculos de música negroide, una música fusionada entre la música autóctona y la música negra fruto de trabajadores esclavos... Lo que se ha pretendido en este libro es pintar con el pincel de la palabra una parte de este gran país, Perú, cuya extensión es de 1.285.216 km2, pues sería necesario vivir una temporada para poder plasmar cada rinconcito con sus gentes, sus amaneceres, sus colores, su folclore y su gastronomía, y considerando además su variada geografía que comprende no sólo costa y sierra sino incluso selva. Espero que les guste esta mezcla de sensaciones aderezadas con sentimientos. Vívanla, sin más, en estas páginas en las que he dejado un corazón y no precisamente de anticucho. 1 Anticucho. Rico plato de la gastronomía peruana hecho con corazón de ternera aderezado con especies.

1 comentario:

  1. Música moderna ecuatoguineana,te recomendaría a Yuma.

    www.youtube.com/equastylar

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