martes, 10 de marzo de 2009

El canto de las aves

Es rechazada la idea de que las aves cantan por su buen estado de ánimo. Resulta difícil conciliar una interpretación sentimental del canto de las aves. Al cantar, un ave está consumiendo tiempo y energía, que podrían servirle para buscar alimentos, al mismo tiempo que anuncian su presencia a los predadores.
El canto es tan solo uno de los elementos en el vocabulario de las aves. Además, cada especie posee sus propios gritos: más de una docena de sonidos diferentes en muchas especies, cada uno con su significado propio. A veces resulta difícil establecer unos límites precisos entre el canto y la llamada. Pero el canto está relacionado principalmente con la defensa de un territorio o con la atracción de un compañero, mientras que el objetivo de las llamadas consiste en trasmitir otros tipos de información, como, por ejemplo, avisar de la aproximación de un predador. Los cantos tienden a ser unos complicados arreglos de notas, emitidas de un modo rítmico, la mayoría de las veces por el macho. Las llamadas suelen consistir en grupos cortos de hasta cuatro o cinco notas, menos agradables, al menos al oído humano.
Por regla general, cuando menos llamativo es el plumaje de un ave más sonoro es su canto. Las aves que viven y crían en terrenos con vegetación espesa tienden a cantar con más fuerza que las que habitan en zonas abiertas.
Numerosas especies eligen posaderos de canto en lugares elevados de los árboles, para asegurarse de que su canto abarca la zona más amplia posible. Otras añaden un efecto visual a su anuncio describiendo trayectorias características en el aire. Los cantos en vuelo son especialmente característicos de las aves terrestres que crían en terrenos abiertos y sin árboles. Es muy raro que las aves rivales recurran al combate físico, pues el riesgo de producirse autenticas lesiones es demasiado grande para que represente un modo práctico de solucionar un problema. En lugar de ello, han desarrollado unos modos de comportamiento con los que obtienen resultados sin exponerse a muchos peligros.
Sus cantos territoriales, al igual que sus complicadas exhibiciones amenazantes, constituyen batallas de nervios y cada ave desahoga la tensión acumulada por medio de los impulsos contradictorios: el impulso a la lucha y el impulso a la huida.



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