miércoles, 4 de abril de 2007

LAS IMÁGENES DEL ESCÁNDALO

En el año 2003, apareció el catálogo “Sanctorum" del fotógrafo Montoya con imágenes de alto contenido erótico en referencia a personajes y situaciones de la religión católica. Pocos le prestaron atención y, de no haber sido por la furiosa arremetida de la Iglesia en su contra, habrían pasado casi desapercibidas.
Algunas de estas imágenes tienen algún valor artístico, aunque la originalidad no es mucha. Otras de ellas me parecen vulgares y de mal gusto. Existen otras experiencias en que se mezclaron elementos religiosos y eróticos sin que despertaran mayor revuelo. Basta con hurgar en las obras de Renacimiento para encontrar muchas imágenes de la Virgen María donde muestra uno o los dos senos. Claro que entonces los artistas no hacían sino burlar a la religión, plasmando en las figuras de Jesús y María los atributos de Venus y Cupido, en una de las falsificaciones más notables de la historia del arte.
Pero ahora existe una sensibilidad especial sobre el tema, en especial por la necesidad de la ICAR por esconder la podredumbre de la pedofilia que la ha cubierto de ignominia. Así que este asunto le viene al dedillo para esconder el problema de fondo, tapándolo con un asunto que, en mi opinión, no reviste mayor importancia.
Si Cristo tuvo o no erecciones es algo me parece irrelevante y que le parecería así al propio Cristo. Porque el problema de este asunto no está en Cristo ni el cristianismo, sino en la opinión de algunos anacoretas y teólogos medio dementes (Evagrio, Tertuliano, Evaristo, San Agustín, Clemente de Alejandría, etc.) que vociferaron en contra de la sexualidad desde muy temprano y lograron imponer un criterio puramente sexista en toda la religión, la que, pisando el palito, se metió en un atolladero del cual no tiene la menor idea de cómo salir. Incluso las traducciones de los textos, desde los tiempos de Ireneo -quien construyó la actual Biblia-, modificaron expresamente términos que podrían "mal interpretarse" como, por ejemplo, traduciendo como "virgen", la palabra aramea que significa "jovencita".
Quienes como yo conozcan la historia de la Iglesia Católica no podrán negar que es una sucesión de crímenes y degeneraciones dignas de Ripley. Y no les pido que lean a Rodríguez u otros autores contrarios a la doctrina; los remito a dos autores ultra católicos, como fueron Emilio Castelar (Historia de la Revolución Religiosa) y a Marcelino Menéndez y Pelayo (Historia de los Heterodoxos de España). Encontrarán en estos trabajos todo lo que necesitan para demostrar la degeneración endémica de una religión prostituida desde el principio, expresado por dos de sus más furibundos defensores.
Pero creo que estamos sobrepasando todas las medidas de la razón y el sentido común (el menos común de los sentidos, según Oscar Wilde).
El escándalo propiciado por la iglesia en contra de unas imágenes, cuya relevancia me parece bastante poco importante -puedo apostar que una vez pasado el escándalo pocos recordarán al señor Montoya y su "affaire"-, viene a demostrar la absoluta decadencia de su "fondo" y la necesidad de sostenerse por la pura "forma", tal como le sucede al islamismo y, en gran medida al judaísmo. La pérdida del poder político es algo que no pueden tolerar y aprovechan toda oportunidad para recuperar en alguna medida dicho poder.
Quienes piensan que con estas manifestaciones "seudoartísticas" le hacen un favor al libre pensamiento y la lucha del ateísmo, están equivocados; simplemente le están dando leña a quienes nos quieren incinerar. Todos estos alardes de "liberalismo laico" solo sirven para que estos grupos de poder político, que nada más es la ICAR y los musulmanes actualmente, consigan resoluciones dentro de la ONU que persiguen retrotraernos a la Edad Media.
No es en el campo de la difamación o la burla soez donde los ateos tenemos que librar nuestra batalla; ésta debe realizarse en el honorable y sensato campo de la razón. Aquellos que creen que estas manifestaciones ayudan a nuestra causa están completamente equivocados y multitud de ejemplos en la historia me dan la razón.
Reconozco que la burla y el chiste son grandes aliados en la lucha contra los imbéciles y los tontos graves, pero el desprecio y el insulto terminan siendo siempre un cuchillo de doble filo.
Por otra parte, espero ansioso el anunciado libro donde, según el Papa, se "demuestra" la divinidad de Jesús. Al respecto solo puedo decir de antemano, que me parece desde ya esclarecedor que, después de dos mil años, recién se decidan a dar a conocer tales argumentos...

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