13/2/11

¿Deseas perdonar?

Domingo VI T. Ordinario
13 febrero, 2011



Hoy seguimos en la montaña donde se producen esas enseñanzas magistrales de Jesús, para todos nosotros, y nos aclara que su aparición entre nosotros está justificada por estas notas de toda superación. No nos habla de unas leyes escritas, sino que va mucho más lejos, nos pide el corazón, la predisposición a querer tal y como Él nos lo indica.

Hace poco decíamos que para perdonar hay que pedirle al Espíritu que nos dé las fuerzas que a nosotros nos faltan, porque de lo contrario no podemos, es superior a nosotros mismos, pero con Él, con la ayuda de la Virgen María, nuestros pasos, son saber cómo, van hacia la dirección apropiada, y ¿cómo lo sabemos? Muy sencillo, por la Paz, sí, en mayúscula, hay cosas que claramente son así, son de Él.

Pues en estas notas de hoy, en este ir mucho más allá, nos pide lo de siempre, ese cambio -conversión- de todo corazón. Si no hay deseo, no lo voy a conseguir, y si hay deseo, ahí, justo ahí, entra en acción Él mismo. Si mi deseo es ése, aún a pesar de todos los pesares, aún sin comprender cómo, la cosa funciona, vamos bien.

Cómo comprender si no, “no matarás”, y mucho menos aún, “todo el que esté peleado con su hermano”. ¿Comprendes ahora lo del perdón? Nos dice que matar tiene muchas formas, que la violencia puede ser muy variada, hay cosas que se hacen y no matan, pero dejan a una persona muy maltrecha en todas sus actitudes, su autoestima por los suelos. Y me viene a la memoria una víctima de este tipo de lucha, todo esto se lo han hecho dentro del monasterio, y en nombre de Dios. Por eso Él, hoy, nos habla de que para ir a su encuentro al altar –donde le ofrecemos lo que somos- hay que estar limpio, no sólo no haber matado, sino también de corazón, de resentimientos, porque lo importante no es lo que tú aportas, sino tu deseo de aportar algo, con su ayuda

Nosotros lo necesitamos para todo, y digo para todo, ya que “no somos capaces de volver blanco o negro un solo pelo”. No podemos, ni tenemos medios, para imaginar lo que Él nos tiene preparado, tan sólo la revelación por el Espíritu, de ahí que nuestro deseo deba ser como canta el salmo: “Enséñame a cumplir tu voluntad, y a guardarla de todo corazón”. Solamente así, si Él nos abre los ojos, nosotros podremos contemplar todas sus maravillas.

Qué importante es el deseo, no puedes perdonar, pero tienes que desear perdonar, y Él, desde su paz, te enseñará a perdonar.

¿Crees que acaso la Virgen, cuando mataron a su Hijo, como a un criminal, no tuvo ella misma que poner en marcha todo esto? ¡Y mucho más!

¡Oh, María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

6 comentarios:

  1. Anónimo12/2/11

    Claro, perdonar. He ahí la palabra clave.
    Quizá la palabra más difícil del idioma.
    A veces decimos sí, pero...
    Pero nuestra mente galopa en muchas otras direcciones.
    Perdonar... fácil de decir.
    A ver si lo logramos, sobre todo cuando más falta nos hace.
    Perdonar...
    Kaplan

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  2. Anónimo13/2/11

    El peor homicidio, el peor escándalo es hacer creer a alguien que no sirve para nada, que no ha sido redimido, que no merece ni amar a nadie, ni ser amado por nadie y que a Dios le importa un bledo su existencia.

    Eso es peor que un atentado terrorista. Es mutilar moralmente a una persona, a un hijo de Dios. Es negar la esencia de Dios y la esencia del hombre, el valor divino de lo humano. Y eso, por desgracia, sucede mucho dentro de la Iglesia por aquellos que deberían pregonar la Buena Nueva.

    ¿Vosotros creéis que alguien que haya sufrido eso durante años puede perdonar? NO, no se puede. Sería necesario una restitución "ad integrum" de la víctima y eso no sucede nunca. No puedes intentar reimplantar unas piernas amputadas a un futbolista y pedirle que vuelva a meter goles en 1ª división. Como mucho caminará de nuevo, pero nunca podrá volver a ser futbolista profesional. Esa vida ya queda truncada, como si estuviera muerto, pero con el cuerpo vivo y tullido. Peor aún, con la conciencia y la mente arrasada y bombardeada por el mal. Sólo hay humo y cenizas, ruinas y llanto.

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  3. Anónimo14/2/11

    Yo creo que es peor el atentado terrorista.
    ¿Cómo te dejaste convencer de que a Dios le importabas un bledo?.
    ¿Qué sentido y qué valor tendría el perdón si no hubiera un daño previo?.
    Soy consciente de que en la práctica es muy dificil.
    Te mando ánimo.

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  4. Anónimo15/2/11

    Gracias por darme tu ánimo.

    Mencionar el atentado terrorista era un recurso retórico, una especie de analogía moral.

    No obstante, la herida no sólo me la hicieron a mí, sino también a mi entorno y a todo el pueblo de Dios. Hay mucha gente sufriendo y mucha que nunca recibirá la ayuda que necesita por lo que allí sucedió.

    El escándalo de de los sacerdotes es lo que produce que alguien se convenza de que a Dios le importamos poco. Si los ministros de Dios se comportan como administradores del mal (es decir su conducta escandalosa, sea cual sea su pecado público, es mas notoria que su acción pastoral) repercuten en la imagen de Dios de los fieles, y cuanto más fieles, mayor será la repercusión. Si un sacerdote es pesetero, los fieles pensarán que la iglesia es un emporio capitalista. Si es pedófilo, imagínate lo que pensarán. Si es violento, ni te digo,...

    Hoy en día se piensa que las crisis de vocaciones hay que combatirlas con mayor cantidad de candidatos, y eso es un error. Ni siquiera en la mili se acepta a todo el mundo. Es mejor quedarse con dos de calidad que con 10 mediocres y uno malo. Recordad a Gedeón y los 300. La Sagrada Escritura está llena de ejemplos en los que Dios actúa por la calidad humana y no por la cantidad humana. Siempre debe quedar claro que es Dios quien actúa y da la victoria. Ya lo dice el salmo: "Si el Señor no guarda la ciudad, en vano se esfuerzan los centinelas,..."

    El que tenga oídos que oiga, solía decir el Señor al terminar muchas de sus parábolas.

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  5. Anónimo17/2/11

    Está claro que el perdón tendrá que ser un don de Dios, porque si no, no se explicará.

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  6. Anónimo21/2/11

    Yo creo que elegir el camino de creer, es elegir un camino lleno de dificultades, y más ahora que se han lanzado a una persecución sin cuartel que parece la de la segunda república. Ocurre, en mi opinión, que cualquier excusa es buena para no esforzarse. Si yo veo a un ministro de Dios que se comporta de una manera, que a juicio de mis principios, me parece incorrecta, no voy a echarle la culpa a Dios. Pero ese argumento lo oígo a diario en las personas que así se quedan tranquilas para justificarse de no tomar esa opción.Me da mucha pena, porque...¡es tan fácil creer!.Solo hay que pararse y mirar. ¡Cuantas cosas se pierden esas personas que ni siquiera son conscientes de sus actos!.Yo creo que no se dan cuenta de que se justifican para no esforzarse.Seguro que mi primo Tono me diría que tengo que rezar por ellos.
    Vivimos en tiempos revueltos y oscuros (a mi modo de ver). No dejéis de creer en lo correcto, aunque esa parezca la opción más segúida ahora.¡Seguid luchando!.Es algo que los cristianos llevamos en la sangre.
    No se explicarme mejor, espero que alguien me entienda.
    Saludos cordiales a todos.

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