sábado, 19 de septiembre de 2009

RAROS. Diego Bardón, torero pánico



Durante una corrida en la década de los sesenta y en plena suerte final, Diego Bardón, torero pánico, rechaza la espada y, en lugar de una estocada, ofrece al morlaco una hoja de lechuga. Enterada del acontecimiento, una asociación de defensa de los derechos de los animales lo invita a dictar una conferencia. Diego acepta y, ante los ojos espantados de los asistentes, ocupa el tiempo de la charla en retorcerle el pescuezo a un pollo.

A comienzos del decenio siguiente y en una galería de arte de París, Diego Bardón, maratonista de espaldas, se hiere con un asta de toro y emplea la sangre que mana de la herida para maquillar los rostros de sus amigos Olivier O. Olivier y Fernando Arrabal. Bautiza el acto con el perogrullesco título de La Autocornada. El día de navidad del mismo año (1972), en el Teatro Palace, representa también Mi circucisión.

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