martes, 22 de marzo de 2011

De ruta por Londres. Diferencias España-Inglaterra.

Buenas a todos, hacia tiempo que no escribía nada, y de hecho todavía me quedan muchos restaurantes por comentar, pero he querido adelantarme y hablar de mi experiencia en Londres.

Viaje hecho por placer, y en busca de oportunidades, y de eso se trataba, de disfrutar, viaje para no pensar, y tanto que se habla de lo mal que se come en Inglaterra, me propuse confirmarlo o desmentirlo.

Conforme llegue a Londres, y tras buscar mi alojamiento (un Hostel en Hyde Park), lo primero que probé fue el mítico fish and chips en el restaurante The Swan, realmente era un Bar clásico, y lo que llama la atención son los precios, los platos principales son de entre 8 a 12 libras (1libra aprox 1,23 euros). asi que entre primero y segundo, mas postre sales fácil por unas 30 libras, y eso siendo un bar normalito, y sumadle la bebida, con las pintas a mínimo 4 libras.

La primera pinta del viaje, una London Pride, cerveza Ale, que la verdad, carece de sabor, y acostumbrados a la lager de las tascas, pues, uno echa de menos un poco de chispa, eso sí, entra como el agua.

Con respecto al fish and chips, todo hay que decirlo, estuvo bastante bien, aunque tampoco era un sabor excepcional, eso si, las raciones son generosas, y solo con el main course tuve suficiente, a parte de que me apetecía aprovechar el día. Pescado de río (es lo que tiene una ciudad con un rio como el Támesis), como digo sin mucho sabor, se notaba más el rebozado y su manteca que el pescado, con guarnicion simple de patatas y puré de guisantes, con salsa tártara. Precio final 16 libras.



Tras pasear por Hyde Park, me acerqué al centro, y ya que estaba por la zona del Soho, me decidí por ir al Hakkasan, primer restaurante chino en recibir una estrella Michelín en UK, e inspiración y escuela de uno de los restaurantes con estrella Michelin en la ciudad de Madrid, DiverXo. 

Cuando llegué al restaurante, parecía mas la entrada a una discoteca que de un restaurante, te recibe una chica con un pinganillo en la oreja y la típica carpeta con la lista de admitidos, me presenté allí cual pardillo perdido con mi guía (lonely planet), y me dejaron pasar. Entrada espectacular, decoración moderna, minimalista, guardarropa a la entrada, el personal con uniforme muy cuidado. Con respecto a ellas, parecía que habían hecho casting, por qué todas guapísimas, y muy amables, ellos prácticamente lo mismo, pero no me pidáis que halague a los chicos... el servicio la verdad es que fue muy agradable conmigo, de hecho, tras las pintas que me había tomado previamente mi "accent" no era el mejor, y buscaron a alguien que hablaba algo de castellano para atenderme.

Yendo a la comida, hay que decir que estaba buena, pero sinceramente, comparando como funcionan los restaurantes en España y en Inglaterra, me quedo con la forma de trabajar de España. Los platos fueron, en primer lugar, Dim Sum, 6 piezas, reconocer que estaban impresionantes, los mejores que he probado hasta la fecha, sabrosos, y la pasta se mantuvo bien, sin romperse, a combinar con 2 tipos de salsas diferentes, picante y soja. Presentación tradicional, en la cesta de bambú y todavía liberando vapor. Segundo plato pollo con soja y brotes de bambú, muy bien presentado, sabroso, pero no deja de ser pollo. Como postre una tarta de manzana, que sinceramente dejaba mucho que desear, demasiado duro, Y carente de sabor.

Para acompañar me tomé una cerveza Yebishu, como todas las cervezas orientales, muy suave, y en un par de tragos ya estaba acabada, así que luego me tomé una copa de vino, un borgoña francés del cual no recuerdo el chateau en concreto, pero he de decir que estaba de lo más rico, aromático y suave en la entrada con múltiples sutilezas en boca siendo persistente en boca.

Tras la cena, allí hay una barra de cocktelería que ya la hubiera querido Tom Cruise en su película, con nombres de cocktails que ya no recuerdo, pues la noche se hizo más larga y la memoria no da para tanto, lo que si esta claro es que la barra es un espectáculo, sin florituras a la hora de servirlo, pero muy cuidado.

Lo peor, el precio, la cena fueron alrededor de 90 libras, a eso sumar las copas, la broma te sale por cerca de los 120 libras, y por ese precio, la verdad, me quedo con Dacosta, o me voy a ver a Carme Ruscalleda, Can Roca..., el otro apunte, no me dejaron hacer fotos de los platos, y eso me dio algo de rabia, por que no puedo ilustrar el blog, así que os tendréis que fiar de mi.

Evidente diferencia de como montar un restaurante, quizá es por que es Londres y está en una zona de bastante movimiento nocturno, pero para ir a cenar voy a un buen restaurante, y si quiero irme de copas me voy a una cockteleria, esto tira más por lo segundo que por lo primero, así que, en realidad, no tienes ni lo uno ni lo otro.

Al día siguiente, mas homenajes, otro largo recorrido por bares y restaurantes, empezando por el desayuno en Covent Garden, con un clásico english breakfast, con su frankfurt, bacon, beans, etc... poco que añadir, excepto en que como se echa de menos una buena naranja para hacer zumo, por que que malo que estaba, madre de Dios!!!.

Pues tras hacer ruta del Thames parando de bar en bar, y pinta tras pinta, acabé en el OXO tower, a los que conocéis Castellón y su vida nocturna, ese nombre os sonará, y es que el emblema es igualito que el de la discoteca, pero me atrevería yo a decir, que se les ocurrió antes a los londinenses que a los de Castellón, jajaja... Bromas a parte, esta es una de las torres típicas turísticas para tomarte una copa o hacer unas "tapas" con vistas al Thames y Saint Paul, está en la última planta de la torre, y tiene 2 secciones, Brasserie que es el local para comer low cost, y el Restaurant, que es el bueno, opté por el restaurante, y fue algo de verdad excepcional, el restaurante no tiene la tan nombrada estrella Michelín, pero comparando lo vivido en Hakkasan y aquí, me quedo con el OXO, servicio impecable, amable y atento, una recepción cómoda donde tomarte una cerveza mientras esperas tranquilamente tu mesa, tuve suerte y la mesa estaba en zona de ventanal, así que tenía todas vistas a disposición, ademas tiene terraza, que en verano se le sacará bastante partido, local amplio y luminoso, bien separadas las mesas... un estilo de restaurante al que estamos más acostumbrados cuando hablamos de hostelería de cierto nivel.

Aqui va la 1ª foto, es de una cerveza londinense que nunca había probado, y de paso se ve la recepción (aunque no se ve mucho, la verdad, pero es todo acristalado). Decir de esta cerveza que es de las mejores lager que he tomado, se nota el lúpulo, ese amargor pero sin ser exagerado, de verdad buenísima. 


Cuando ya pasé a mesa, buena atención por el jefe de sala, me ofreció la carta, y tienen menú degustación de 3 platos por 35 libras, sin incluir bebida ni IVA, así que les dije cual quería que fuera el main dish, y el resto a elección de cocina, la verdad es que el camarero, se quedó a cuadros, y le explique como funciono yo cuando voy a los restaurantes y que me gusta probar lo que más les gusta hacer, la verdad que se lo tomaron muy bien, y fueron un encanto conmigo, en vez de ser cuadriculados y obligarme a elegir, cosa que se podía sospechar de los ingleses, pero fue todo lo contrario. He de hacer un comentario, me quedé sin batería en el móvil, así que me quede sin hacer fotos de la terraza ni del postre, pero un detalle que tuvieron conmigo fue buscarme un cargador de móvil!!!, y mientras comía se iba cargando, eso no lo había visto en mi vida!!!.

Bueno, a la comida, me sacaron una minihamburguesa con verdura y un pincel de barbacoa, que estaba muy tierna y sabrosa, en el plato parece pequeña, pero llena más de lo que parece.


Como principal, magret de pato, en este caso, he de decir que estaba bueno y era consistente, pero demasiada cocción para mi gusto, y el rebozado de fruto seco me pareció un pelín excesivo, pero insisto, plato de los que llenan y están buenos.


Como postre, tiramisú, con granizado de café, aquí hubo otro detalle, como salió el sol (aunque todavía hacia frío), me ofrecieron tomarlo en la terraza, y me prepararon una mesa, disfrutando de las vistas y del sol, con el postre va asignada una copa de dulce (que obviamente hay que pagar), con una variedad bastante amplia para como tienen pensada la carta, y ya que estaba tan a gusto en la terraza, pues me tome un manhattan que nunca lo había probado, y después una caipirinha, bien hechos y servidos.

Como vino probe un neo zelandes, el Man O´War, no me pude resistir ante ese nombre, y no pude evitar hacerle la coña al camarero con lo del grupo de heavy metal, y la verdad, se rió bastante... por otro lado, el vino estaba muy rico, color intenso y suave entrada, si no recuerdo mal era una syrahz, pero no me llega a tanto la memoria.

Para mi, la mejor experiencia gastronómica en Londres, de verdad, muy recomendable, y si hace buen tiempo, mejor.


(Como me quedé sin batería, hice la primera foto que pude próxima al oxo tower, y de paso... Bombardier, cerveza británica, Ale de barril muy sabrosa) 


Y para terminar con las experiencias gastronómicas de ese día acabé para cenar en el restaurante Nahm, restaurante estrella Michelin en el hall del Hotel Halkin, sinceramente en lo que respecta a restaurante, muy frio, pues estás en la misma recepción del hotel, poca intimidad, y bastante desangelado.

Servicio correcto, pero nada en especial, fui directamente a menú degustación (60 libras), y te preguntan spicy or not spicy, yo amante del picante dije spicy, y me arrepiento, no por que estuviera malo, en absoluto, si no por que el concepto de picante está claro que ellos lo toleran mucho mejor.

Menú de 7 platos, en el que los 2 primeros platos son mas suaves y dulces y de los 5 restantes, 4 son picantes y uno es una sopa para compensar el picante.

Así pues, empezaron con cítrico garrapiñado, combinación muy curiosa y agradable en boca, y unos rollos de canela y pollo en hoja de palma, que sorprende a la hora de comer, y se acopla fenomenal al de la fruta garrapiñada.



A partir de aquí todos los platos son picantes, y me perdí en cual era cada cual, porque a penas me lo explicaron, solo me dijeron por donde empezar y donde terminar (a eso sumar, que llevaba todo el día por ahí, cansado y quizá a esas alturas algo tocado alcohólicamente hablando), veréis que cada plato tiene un tono más rojo infierno, que va acorde a su nivel de picante...

El primero, marisco (langostino) con verduras y salsa ácida picante, el más suave de los picantes, y ya se me caia la gota por la frente...


A partir de aquí, los platos son dificilmente diferenciables, y no tuve tiempo para anotarlo en la agenda, este si no recuerdo mal es ternera con una salsa con frutos secos.


Este si que no lo recuerdo, pero fijaos en el color de la salsa, esta sacada del mismísimo infierno, os lo prometo.


Este plato era muy similar al cebiche, pero con salsa muy picante.


Y esta es la sopa que os he comentado antes. Calentita por si uno no tuviera ya suficiente calor encima con el picante, pero es la forma de no estimular aún más la papilas y que pique el doble!!!


Para beber, empecé con cerveza thai, poco que decir, para mí, quitando Asahi que la noto algo más europeizada, las lager orientales son bastante suaves.


Y para acompañar los platos picante, tomé una copa de tinto australiano de la variedad Pinot Noir, muy acertado, suave, que ayudaba a pasar mejor esos momentos críticos con el picante.


He de decir, que ir a este tipo de restaurantes, después de haber estado en otro de nivel similar, y unas cervezas, no es recomendable, pues se le pierde mucho el gusto a los platos, y sobretodo, la memoria acaba fallando en algún momento, como me ha pasado a mi, así que pido disculpas por esta explicación tan simplona del restaurante Nahm.

Al día siguiente aún me quedaba recorrido por hacer, decir que no se si fue el picante de la noche anterior, o todo el conjunto, pero la ligera resaca de cabeza pasó rápido, pero mis tripas se notaron más castigadas... Pero para el momento importante se portaron bien, y ya he comprobado, que para curarse lo mejor es comer bien, y eso fue lo que me pasó en el restaurante The Engineer, por la zona del barrio de Camden, sorprende la decoración del local, muy eclectica, con cristales modernistas, empapelado beig  con motivos florales, en la recepción, pero en salón restaurante una decoración totalmente distinta, en tonos morados, lamparas de araña y un bonito patio interior en el que sólo se puede comer previa reserva y obviamente si hace buen tiempo, pues no tienen estufas de exteriores.

Servicio, muy informal, al estilo de la zona, movimiento indie, etc... simpáticos, pero sin excederse en confianza.

Primer plato, perca con patatas, calabacín y beicon, la verdad un pelin aceitoso para mi gusto, plato consistente de todas maneras y que me ayudó a asentar el estómago para el siguiente plato.


Siguiente plato espinazo de ternera con riñones, este estaba muy bueno, sabroso, y muy apetitoso, daban ganas de pedirte otro si no fuera por que con uno tienes más que suficiente...


Para beber, no me dejaron hacer foto a la botella, pero fue un Malbec argentino, que sinceramente dejaba mucho que desear, muy mal integrados los sabores y aromas, prácticamente me dejé media copa (si, habéis leído bien, media copa). El precio final fue de unas 35 libras.

Tras esta agradable experiencia en comida, seguí haciendo ruta, mi idea era terminar en el restaurante The Ivy, pero aforo completo y no me dejaron pasar, pero he de decir que la próxima vez, lo pisaré, por que como local es muy llamativo. Así que seguí paseando y acabé en un restaurante japonés, especializado en okonomiyaki, el Abeno, me toco hacer una cola de más de media hora, no admiten reservas, así que hay que ir pronto, pero se me antojó y como no tenía prisa... Pues fué una gran descubrimiento, no sólo por la ilusión que me hacía probar este plato típico japonés, si no por que además estaba bueno de verdad y elaborado por japoneses, pues todos en el local excepto 2 ingleses, son del país del sol naciente. El okonomiyaki se podría traducir como una especie de tortilla con muchos ingredientes que se prepara a la plancha y que hay que ir dándole vueltas para no quemarlo por fuera y quede demasiado crudo por dentro, realmente es mejor verlo que el que yo os lo explique, la apariencia del plato es bastante fea, pero en sabor compensa. La gente de la barra muy amable, manteniendo conversación con los clientes, que hicieron que el comer sólo y la espera no lo fueran tanto. Todo fueron 20 libras (me hice un par de cervezas).


Para beber Asahi negra, stout japonesa, la primera vez que la veía, pero como todo lo que hacen en cerveza, suave para mi gusto.


Y hasta aquí mi experiencia gastro-enológica por tierras británicas, pues a la mañana siguiente cogía el avión pronto y no era cuestión de prolongarlo mucho más.

Como conclusión de este viaje en este aspecto, y a igualdad de nivel de hostelería, veo que en España se cuida mucho más el producto, en cambio, al menos en Londres, prima más el servicio y su calidad, con locales vistosos, y gente de sala más volcada al cliente. Precios en algunos casos excesivos para lo que luego uno recibe en el plato, y en el caso del vino, el precio es casi abusivo, pero hay que entender que ellos son importadores del mismo, y nosotros exportadores y probablemente (por no decir seguro), tenemos la mejor calidad de vinos de gama media del mundo, y nos encontramos vinos de gran calidad en carta que el precio por botella (alli es por copas), es de 20 euros, y allí 20 libras la copa.

Bueno, he tardado muchísimo tiempo en volver a publicar, y espero no volver a estar tanto tiempo desconectado, os pido disculpas. Y espero que a alguno de vosotros os sirva en algún momento de referencia, tanto para lo que hacer como lo que no!!!.

Y como siempre me despido con un...

Un beso para vosotras y un abrazo para vosotros.

















  




1 comentario:

Juan Cristian dijo...

Reviso mis textos 3-4 años después, y me digo a mi mismo "que atrevida es la ignorancia". De todas maneras está plasmado lo que en ese momento pensaba. Hoy probablemente hubiera pensado algo totalmente diferente, y hubiera estado más acertado con Hakkasan o Nahm. A parte de más atento. Sobretodo, no os perdáis Nahm si tenéis la oportunidad.