martes, 26 de mayo de 2009

El diabético y la hemoglobina glicosilada













La hemoglobina glicosilada es una sustancia que le suena al diabético pero de la que muchas veces sabe poco. Y sabe poco porque es una prueba que determina el médico y a la que el paciente no suele tener acceso.
La prueba que conoce perfectamente y utiliza el paciente es la glucosa capilar determinada a partir de pincharse el pulpejo y aplicar una gota de sangre sobre unas tiras reactivas. El valor de la glucemia le sirve para conocer que control metabólico tiene (autonálisis), y en aquellos diabéticos más informados les sirve para modificar sus pautas de dieta, ejercicio o insulina (autocontrol).
La determinación de la glucemia capilar se ha extendido a todos los diabéticos pero actualmente se está poniendo en cuestión si es totalmente coste-efectiva (si su coste en tiras se compensa por los beneficios generados en el control de la glucemia) para aquellos diabéticos que, o no se tratan con insulina o utilizan fármacos que no producen hipoglucemias (metforminas, glitazonas, o nuevos fármacos como las gliptinas).
Por ello es preciso conocer lo que es la HbA1c. La HbA1c no es más que el acrónimo de la Hemoglobina Glicosilada o Glicada, que no sería más que la porción de la hemoglobina sanguínea que ha reaccionado con la glucosa circulante. Cuanta más glucosa haya en la sangre más elevada estará la HbA1c. Hoy por hoy, la hemoglobina glicosilada es test más importante del que disponemos para poder conocer el grado de control metabólico que tiene el diabético en los dos o tres últimos meses.
El valor que representa la HbA1c es directamente proporcional al nivel de glucosa que ha tenido el paciente durante ese tiempo, y tiene una íntima relación con la probabilidad de contraer complicaciones con el tiempo. Estudios de gran calado para la diabetes tipo 1, como el DCCT demostraron la relación entre la glucemia y este valor; y este mismo estudio, junto con otros grandes estudios para la diabetes tipo 2, tal es el caso del UKPDS, han demostrado la relación de este valor con el nivel de complicaciones que puede tener el diabético con el transcurso del tiempo.
Por tanto, la HbA1c es el marcador de control metabólico mejor del que disponemos. Sin embargo, es un indicador que solo sirve para controlar el estado de control del diabético; no sirve – por ahora, aunque están en ello los expertos- para diagnosticar la diabetes. Para este cometido se utiliza la glucemia y la prueba de tolerancia oral a la glucosa (TTOG, la mal llamada “curva de azúcar”).
El problema que ha surgido de un tiempo a esta parte es que la determinación de la HbA1c se hace por distintos métodos. El método clásico a partir de los grandes estudios es el que utilizamos en Menorca (NGSP/DCCT) y se da en forma de porcentajes de la hemoglobina que ha sido glicosilada (lo normal es estar por debajo de 7%); no obstante un porcentaje de los laboratorios de nuestro país utiliza otro método más preciso, pero más caro, que se muestra en forma de mmol/mol. El problema es que ambos métodos no son equivalentes y existe una variación de algo menos de 2% . Por ello hace dos años las principales sociedades internacionales -EASD, ADA y IDF, y la IFCC- acordaron facilitar una fórmula que hiciera equivalente ambas unidades y procesos.
Por otro lado, de lo escrito anteriormente se desprende que si la HbA1c es equivalente a la glucemia, ¿porque no se estandariza este en las mismas unidades de la glucemia y se dan en forma de promedios?. En este sentido se diseñó un estudio que fue finalizado el año pasado, el ADAG ( A1c Derived Average Glucosa) demostrando que la relación entre la HbA1c y el promedio de glucosa -eAG -es consistente, pero no generalizable al no haberse estudiado según razas, condiciones (gestantes), individuos mal controlados,…Por esto los distintos países recientemente en sus diferentes conferencias de consenso acuerdan que, si bien estos datos son esperanzadores, este tema deberá esperar hasta contar con más evidencias.
Publicado en Diari MENORCA el 30-05-09

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