Cuando fumar era sexy

 

 

 

 

Cuando fumar era (arrebatadoramente) sexy experimentábamos constantes erecciones y vivir era un orgasmo.

Cuando fumar era sexy, los ojos de Claudia Cardinale llenaban las pantallas y vivir tenía sentido.

Ahora fumar es la más alta expresión del mal.

De la repugnancia.

Satanás ya no huele a azufre

Ahora Satanás huele a tabacazo.

 

 

 

 

Cuando fumar era sexy, hasta encender un cigarrillo tenía sentido. Cada gesto, el click del mechero, la ceniza quemándose, la indolencia del humo nublándote el gesto significaban cosas que ya no existen.

 

 

Lo malo es que la pureza no nos va a librar de la muerte ni del dolor ni del final.

 

 

Cuando los atunes están llenos de mercurio; el mar, de radiación y las lechugas, de miedo ¿de qué vale dejar de fumar?

¿De qué vale hacerse la ilusión de que Disney tenía razón?

La ilusión de que los empresaurios españoles tienen alma; la de que todos los demás animales, también. La de que  las princesas tienen corazón. Y razón, los indignados.

 

 

 

 

 

 

 

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