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domingo, abril 29, 2007

Elizabeth Anscombe y la filosofía de la acción


Habitualmente no dedico este espacio a recomendar libros, pero haré una excepción. No está especialmente bien escrito, para aquellos que gustan de la literatura; pero es siempre correcto castellano y no carece de toda la precisión necesaria. No ha sido escrito tampoco por un autor consumado, sino por un principiante.

Ya veis que no comienzo con las flores.

El asunto es que vale la pena leerlo como una introducción rigurosa la filosofía de la acción humana, uno de los temas centrales de la antropología y de la filosofía práctica contemporáneas, tal como lo trata una discípula de Wittgenstein y gran filósofa cristiana, defensora de la ética de los absolutos morales contra los embates de todo tipo de corrupción.

Elizabeth Anscombe (1919-2001) transformó los puntos de referencia de la filosofía moral y de la teoría filosófica de la acción. En “Modern Moral Philosophy” propuso un diagnóstico severo de la situación confusa de la reflexión moral y focalizó la discusión en torno al “consecuencialismo” (término introducido por ella), a la par que hizo ver la necesidad tanto de contar con una correcta teoría psicológica de la acción como de evitar la separación entre el bien humano y el ámbito de lo moral, que se entendía como un añadido externo. En Intention, obra suya señera publicada por primera vez en 1958, replanteó completamente las bases de la comprensión de la acción humana y suscitó la recuperación de la teoría aristotélica del silogismo práctico, es decir, de la razón y de la verdad en la práxis.

El contexto histórico de la discusión y, en definitiva, el enorme desafío de la filosofía anglosajona dominante, exigieron de Anscombe una profundidad y una sutileza analítica extraordinarias, muy superiores a los intentos de mantener viva o de resucitar la filosofía aristotélica y tomista en ámbitos académicos que, como el español, italiano o latinoamericano, no se habían visto tan afectados por la penetración del empirismo y del utilitarismo. De ahí que los escritos de la ilustre filósofa inglesa frecuentemente parezcan difíciles y complejos.

Acción intencional y razonamiento práctico según G.E.M. Anscombe (Eunsa, Pamplona, 2005, 241 pp.), del profesor José María Torralba, es una obra sucinta que permite acercarse con mayor facilidad a los aportes fundamentales de Anscombe.

La primera parte (capítulos I al III) expone los orígenes y el desarrollo de la filosofía práctica de G. E. M. Anscombe. Proporciona así las claves biográficas e históricas para comprender el contenido de sus escritos más importantes. Esta parte no es superflua porque solamente ese contexto biográfico permite comprender exactamente a qué problemas atañen sus pensamientos. Sin el conocimiento de esos problemas (v.gr., el extendido consecuencialismo ético) es muy difícil hacerse cargo de sus soluciones y de sus modos de argumentar. Esta labor histórico-biográfica, necesaria respecto de cualquier autor, lo es más aún respecto de los de la tradición analítica para comprenderlos en el contexto europeo continental y, particularmente, en los países latinos.

La segunda parte del libro es una reconstrucción sistemática de la explicación de Anscombe sobre la racionalidad práctica. Torralba se aparta deliberadamente del orden seguido por Anscombe, para facilitar así al lector, desde el comienzo, las claves de comprensión de la acción según Anscombe.

El capítulo IV expone primero la relación entre lo voluntario y lo intencional, contrapone la comprensión de la acción intencional según Anscombe a las teorías causales de la acción (Anscombe sostiene que la intención no constituye una causa de la acción en el sentido de un evento mental del que fluye la acción intencional), y delimita el concepto de intención, que comparece siempre que de una acción puede preguntarse ‘¿por qué?’ en un sentido diverso de la mera explicación causal. Así emergen tres sentidos de intención relacionados con analogía, que Torralba vincula con la doctrina clásica de las fuentes de la moralidad del acto humano: la expresión de intención, la intención con la que se hace la acción (finis operantis o fin del agente) y la acción intencional (finis operis u objeto de la elección). Los dos últimos son los sentidos más importantes para la comprensión de la racionalidad práctica, a lo cual se dedica el capítulo V sobre el razonamiento práctico y la verdad de la acción.

En este contexto Torralba destaca el rescate que Anscombe hace de la teoría aristotélica del silogismo práctico. Muestra cómo la estructura del silogismo práctico, si se entiende bien que la comparación con el silogismo teórico es una analogía y no se lo interpreta al modo del saber especulativo, reproduce el carácter doblemente teleológico del obrar humano: cada acción singular tiene una estructura teleológica (es un qué o acción intencional elegida para un fin o intención con la que aquella se hace) y toda intención con la que una acción se hace se relaciona teleológicamente con los fines de las virtudes y con el fin total de la vida humana, que es la vida lograda. En consecuencia, Torralba termina por mostrar que, según Anscombe, existe una conexión ineludible entre la teoría de la acción y la filosofía moral, que la profesora inglesa se vio forzada a distinguir abstractamente para superar la confusión denunciada en “Modern Moral Philosophy”.

José María Torralba se enfrenta, de la mano de Anscombe, con la dificultad de la descripción correcta de la acción intencional, que es el núcleo fundamental de la divergencia entre la ética tradicional de la ley natural y de las virtudes, que identificaba objetos siempre ilícitos, y las éticas teleológicas, que, mediante una nueva teoría de la acción, pueden expandir la descripción del objeto para hacerla coincidir con el bien que se desea.

El libro es una introducción documentada y al día a la filosofía práctica de Elizabeth Anscombe. Los problemas y los argumentos tratados están tan bien elegidos que me atrevo a asegurar que la lectura será de provecho para cualquiera que, además de interesarse por Anscombe, desee familiarizarse con la más rigurosa filosofía de la acción en la tradición analítica.

Aunque especializado, el libro se destaca bajo mi lupa.

5 comentarios:

  1. gracias cristóbal. voy a leerlo.
    saludos,

    cat

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  2. te recomendará "para leer el fin de semana", te debo un mail = gracias x el libro!

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  3. Como toda recomendación, con beneficio de inventario (sobre todo en lo de "bien escrito", "correcto castellano", ¿?) Muchas gracias por el dato. El tema es precioso.

    Cordiales saludos,
    Jorge.

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  4. Para quien como el que scribe estas líneas, el acercamiento a la filosofía se hace casi al modo de un diletante, pero que se interesa vivamente por ella, ¿recomendarías este libro como para iniciarse en la comprensión de la filosofía analítica? Toda sugerencia se te agradecerá.

    Patricio

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  5. Sí, Patricio: iniciarse a través de Anscombe es muy bueno, por su conexión con lo precedente.

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