¿Cómo imponer la disciplina en el hogar?

En nuestros días, imponer reglas básicas de  disciplina a los niños es difícil para muchos padres, que terminan agotados, quejándose, pierden la paciencia y se rinden.
Hace medio siglo, los niños aprendían disciplina de una manera muy sencilla: si no hacían caso, los regañaban y si eso no funcionaba, la mamá o el papá sacaba el chilillo o los golpeaba con lo que tuviera a la mano.
Hoy, la frustración más común de los padres es que chinean demasiado, y aún así, sus hijos no les hacen caso.
Pero, como muchas veces a los chiquitos los cría la abuelita, una tía, o una empleada, la verdad es que esa relación de confianza y respeto mutuo entre el niño y el adulto, que es la base de la obediencia y la disciplina, se establecerá con la abuelita, con la tía o con esa empleada, no con los padres.
Si ese proceso de confianza y obediencia entre madre e hijo no se practica todos los días, combinando juegos, relaciones y reglas, los dos se convierten en extraños y por lo tanto se portan mal.
Algunos padres creen que obtendrán la cooperación del niño siendo condescendientes y complacientes
Otros creen que repitiendo la palabra NO cada vez que el niño haga algo incorrecto, sacarán un mejor resultado.
El secreto para no dañar a un niño al enseñarle obediencia y disciplina es saber cuándo y cómo sancionar, analizando con cuidado por que está haciendo algo incorrecto.
Por supuesto también hay que revisar qué le estamos enseñando al niño, pues se supone que las reglas y normas de conducta que le transmitimos son para ayudarles a portarse de una manera aceptable en sociedad, así como evitarles conductas peligrosas para ellos u otras personas.
Y estas son algunas recomendaciones para enseñar disciplina a sus hijos:
Entienda que los niños siempre estarán explorándolo TODO, nunca estarán queditos y calladitos, SON NIÑOS.
Por eso su casa debe ser segura para que los niños jueguen en libertad.
Mantenga el control frente a sus hijos. Siempre.
Si el niño le no obedece, en vez de discutir tómelo de la mano y llévelo donde usted quiere,  sin mirarlo a los ojos y sin decir una sola palabra.
No se contradiga. Cuide sus palabras.
Si usted cambia las reglas, su autoridad desaparece.
Espere a estar calmado para imponer un castigo.
Colaboración de María Ester Flores Sandoval, Psicóloga de Familia.
En nuestros días, imponer reglas básicas de  disciplina a los niños es difícil para muchos padres, que terminan agotados, quejándose, pierden la paciencia y se rinden.
Hace medio siglo, los niños aprendían disciplina de una manera muy sencilla: si no hacían caso, los regañaban y si eso no funcionaba, la mamá o el papá sacaba el chilillo o los golpeaba con lo que tuviera a la mano.
Hoy, la frustración más común de los padres es que chinean demasiado, y aún así, sus hijos no les hacen caso.
Pero, como muchas veces a los chiquitos los cría la abuelita, una tía, o una empleada, la verdad es que esa relación de confianza y respeto mutuo entre el niño y el adulto, que es la base de la obediencia y la disciplina, se establecerá con la abuelita, con la tía o con esa empleada, no con los padres.
Si ese proceso de confianza y obediencia entre madre e hijo no se practica todos los días, combinando juegos, relaciones y reglas, los dos se convierten en extraños y por lo tanto se portan mal.
Algunos padres creen que obtendrán la cooperación del niño siendo condescendientes y complacientes
Otros creen que repitiendo la palabra NO cada vez que el niño haga algo incorrecto, sacarán un mejor resultado.
El secreto para no dañar a un niño al enseñarle obediencia y disciplina es saber cuándo y cómo sancionar, analizando con cuidado por que está haciendo algo incorrecto.
Por supuesto también hay que revisar qué le estamos enseñando al niño, pues se supone que las reglas y normas de conducta que le transmitimos son para ayudarles a portarse de una manera aceptable en sociedad, así como evitarles conductas peligrosas para ellos u otras personas.
Y estas son algunas recomendaciones para enseñar disciplina a sus hijos:
Entienda que los niños siempre estarán explorándolo TODO, nunca estarán queditos y calladitos, SON NIÑOS.
Por eso su casa debe ser segura para que los niños jueguen en libertad.
Mantenga el control frente a sus hijos. Siempre.
Si el niño le no obedece, en vez de discutir tómelo de la mano y llévelo donde usted quiere,  sin mirarlo a los ojos y sin decir una sola palabra.
No se contradiga. Cuide sus palabras.
Si usted cambia las reglas, su autoridad desaparece.
Espere a estar calmado para imponer un castigo.
Colaboración de María Ester Flores Sandoval, Psicóloga de Familia.

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