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      Por un desarrollo balanceado

      El autor sostiene que el crecimiento que registró la producción agroindustrial de los últimos años y las buenas perspectivas que tiene el sector hacia el futuro requieren de una importante inversión en infraestructura, dentro de la cual las autopistas deben ocupar un lugar muy importante. En ese marco, destaca la importancia de aprobar un proyecto de ley sobre el tema.

      Redacción Clarín

      Está en el Congreso el proyecto de ley PROMITT (Programa de Modernización de la Infraestructura de Transporte Terrestre) para construir 13.500 kms de autopistas libres de peaje y rehabilitar los ferrocarriles.

      El proyecto contempla la construcción de 1.300 kms. de autopistas por año y su culminación en 2020, cuando estemos en 150 millones de tns de granos. Se reducirán los fletes un 20% y además circularán los supercamiones (bitrenes), que ahorran otro 17 % porque llevan más carga. El ahorro total para el productor de granos será de US$ 500 millones por año.

      La Revolución de las Pampas tranqueras adentro -siembra directa, ingeniería genética, maquinaria de última generación- necesita una Revolución Logística tranqueras afuera, que incorpore la tecnología disponible: autopistas de doble calzada, cruces a distinto nivel, circunvalaciones urbanas y equipamiento inteligente. Y bitrenes más seguros, más rápidos y con mayor capacidad.

      Buena parte del esfuerzo del productor se esteriliza por el “costo argentino”: rutas obsoletas con diseños de la década del 30 y ferrocarriles desvencijados. Según el Foro Económico de DAVOS, en transporte ocupamos el puesto 72 en el mundo, junto con Bolivia, Jamaica y Pakistán.

      Los beneficios de esta Revolución Logística no se agotan en los U$S 500 millones que ahorrará el productor de granos, sino que se extienden a la producción agroindustrial y a la Nación toda. Veamos: 1°) Generará trabajo productivo bien retribuido para 100.000 trabajadores, que durante diez años ejecutarán esta obra con el orgullo de contribuir con este proyecto fundacional.

      2°) Beneficiará a los camioneros en seguridad vial, ahorros operativos y reducción de sus extenuantes jornadas, por la mayor velocidad de crucero que reducirá el tiempo de viaje un 30 %.

      3°) Beneficiará a los pasajeros terrestres interurbanos: 65 millones que se desplazan en buses de larga distancia, además de 230 millones que lo hacen en auto o camioneta. Viajarán más seguros porque las autopistas inteligentes evitan 7 de cada 8 muertes. El camino ideal es el que no tiene carteles de peligro, porque todos los riesgos previsibles fueron eliminados por la ingeniería vial, como decía el ing. Pascual Palazzo. La autopista procura hacer físicamente imposibles los choques mortales como el frontal, causa del 66 % de las muertes en ruta.

      4°) La ley PROMITT beneficia a la industria nacional porque los insumos son locales y las obras se fragmentarán en 42 concesiones para dar oportunidad a todos.

      5°) La reducción de los gastos de transporte beneficiará la exportación y el consumo. El gas-oil (combustible del agro y del transporte público) no tendrá aumento alguno, porque la nueva tasa se compensará con una rebaja del tributo actual para que el resultado sea neutro para el usuario.

      6°) La ley PROMITT protege a los usuarios evitando el desvío de fondos. La tasa vial recién empezará cuando cada tramo funcional esté concluido. Cada 1000 km. de autopista nueva concluida, tres centavos por litro. Si la obra no se termina, el usuario no paga nada.

      7°) La ley PROMITT canaliza el ahorro popular creando el Bono de Infraestructura: protegidos de la inflación rendirán un interés real del 6 % anual con calificación triple A por la garantía del BID. Será mejor que atesorar dólares que se devalúan y no rinden interés.

      8°) La ley PROMITT capitaliza con inversión privada al Estado Nacional, quien será el único propietario de las autopistas y de los ferrocarriles rehabilitados. Por primera vez se da el camino inverso a las privatizaciones en que los activos del Estado se transferían a los privados. Acá la Nación tendrá una ganancia de capital (“capital gain”) de U$S 28.000 millones en autopistas.

      Los privados aportan el capital de riesgo y asumen la responsabilidad llave en mano. El Estado conduce el proceso: define itinerarios, fija prioridades, licita obras, las inspecciona, las habilita y audita el flujo de fondos. Y, por si esto fuera poco, se queda con la riqueza creada por el esfuerzo privado sin invertir nada.

      9°) La Ley PROMITT beneficia al interior, destinatario de la totalidad de las obras.

      No hay obras en las áreas metropolitanas que aportan el 39 % de la tasa vial.

      Es una redistribución de ingresos para equilibrar el desigual desarrollo de provincias y regiones apuntalando el desarrollo armónico de la Nación, conforme lo ordena el inc. 19 del art. 75 de la Constitución del 94.

      Es análogo a los fondos de cohesión europeos aportados por los países más desarrollados, para las autopistas de España, Portugal, Grecia e Irlanda: 18.000 millones de euros entre 2000 y 2006.

      10°) La ley PROMITT beneficia a la Nación toda, porque crea un Servicio Universal de Calidad Homogénea y de Uso Gratuito, al alcance de las regiones centrales y las periféricas, las zonas pobres y las ricas. Impulsa el “poblamiento armónico de su territorio” (inc. 19, art. 75 C.N.) y deroga un injusto impuesto: el impuesto a la distancia, que discrimina a las regiones alejadas porque los costos de transporte las descolocan en los mercados. Para llegar a las 150 millones de tns, hay que ampliar la frontera agrícola incorporando el NOA. Y eso requiere infraestructura del siglo XX.

      La ley PROMITT requiere una Política de Estado como fue la ley de Vialidad aprobada por unanimidad.

      Es auspicioso que la iniciativa provenga de diputados nacionales de ocho bloques diversos que saben que éste no es un problema ideológico o partidista, sino de sentido común.

      Cuestionarlo sería lo mismo que cuestionar la electricidad, el teléfono o Internet. Son herramientas esenciales para el desarrollo. Requieren planificación. Pero aplicando la máxima de Peter Drucker: Planificar no es pensar en el futuro, sino pensar en las consecuencias futuras de las decisiones presentes.

      Si no tomamos hoy las grandes decisiones transformadoras, no cambiaremos nunca el futuro.

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