Zumo de goji, la baya antioxidante del Himalaya

A pesar de los prometedores resultados sobre las propiedades antioxidantes del jugo de goji, son necesarios más estudios
Por Maite Zudaire 30 de abril de 2009
Img goji
Imagen: Wikimedia

“El jugo de goji es posiblemente uno de los alimentos más potentes contra el envejecimiento descubierto hasta la fecha”. Así de contundente es la declaración sobre este producto de Earl Mindell, conocido por sus controvertidas teorías sobre las propiedades antioxidantes de alimentos y vitaminas, fuertemente criticadas por la comunidad científica internacional. En Internet son diversos los portales que ponen a la venta esta bebida con llamativos y atrayentes nombres como el “Himalayan goji juice”, comercializado asimismo por Earl Mindell, y que se considera un “suplemento dietético líquido”.

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Las bayas de goji («Lycium barbarum»), también conocidas como cerezas goji, crecen de manera natural en las montañas del Tíbet, en pleno corazón de la cordillera Himalaya, y en diversas provincias del sur de China. La literatura sobre medicina tradicional china, la más destacada sobre este alimento, informa de que estas bayas se consumen desde hace cientos de años y les atribuye la propiedad de aumentar la vitalidad y de contrarrestar la fatiga. Entre los diversos componentes identificados destaca un complejo polisacárido-proteína, al que se deberían sus beneficiosas propiedades.

Tras una completa revisión de la literatura científica sobre las cualidades saludables de este alimento, la mayoría de estudios han sido realizados en laboratorio por distintas técnicas (in vitro, in vivo), tanto con animales como con células humanas. Aunque en los estudios preliminares se observa una potente capacidad antioxidante del complejo polisacárido-proteína de las bayas del goji (LBP), e incluso cierta capacidad de estimular células del sistema inmunitario, los estudios sobre los efectos del jugo de goji en humanos aún son escasos.

Si bien las investigaciones actuales son satisfactorias, pueden resultar exagerados los mensajes tan prometedores como los que acompañan al jugo de goji comercial, bien en el envase o bien en las páginas de presentación de dicha bebida.

Más estudios

Siguen estudiándose sus prometedores efectos antioxidantes y de aumento de la capacidad inmune, pero la investigación en humanos es todavía escasa
La mayoría de los estudios llevados a cabo sobre las propiedades antioxidantes y de estímulo del sistema inmune del goji se han realizado en laboratorio. Los polisacáridos activos del goji («Lycium barbarum») tienen una alta puntuación antioxidante in vitro, tal y como reflejan las precisas determinaciones fisicoquímicas, pero los biomarcadores antioxidantes in vivo en humanos tras el consumo de jugo tan sólo se han examinado en un estudio.

En dicha investigación participó también la compañía que comercializa el jugo, junto con investigadores estadounidenses de la University of California, en Davis, y de la Tufts University School of Medicine, en Boston. Se investigaron los efectos en los niveles séricos de biomarcadores antioxidantes tras el consumo de 120 ml diarios de jugo de goji durante 30 días en 50 adultos sanos chinos, en un estudio aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo.

El estudio confirmó la hipótesis de que el consumo de jugo de goji se traducía en una mejora de los factores antioxidantes endógenos como el aumento en un 8,4% de la superoxido dismutasa (SOD), y del 9,9% de la glutatión peroxidada (GSH-Px) y en una disminución de la peroxidación lipídica, indicada por la disminución de un 8,7% de los niveles de malondialdehido (MDA). No se detectaron diferencias significativas antes y después de la intervención en el grupo placebo.

Son resultados que obligan a la comunidad científica a realizar más estudios, con mayor muestra y mayor duración, para poder avalar mensajes saludables basados en la evidencia médica.

Escasa investigación en humanos

Uno de los escasos estudios realizados en humanos sobre el consumo de goji, fuera de China, fue llevado a cabo por FreeLife Internacional, la compañía privada que comercializa el «Himalayan goji juice». El estudio doble ciego controlado con placebo, dado a conocer en 2008 en el «Journal of Alternative and Complementary Medicine», examinó por medio de un cuestionario subjetivo con puntuación de 0 a 5 los efectos generales en el organismo (sensación de bienestar general, dolencias gastrointestinales, musculoesqueléticas y cardiovasculares, entre otros factores) a 16 personas adultas sanas tras el consumo de jugo de goji durante 14 días; en comparación con las sensaciones de 18 personas que conformaron el grupo placebo.

También se midieron la presión arterial, el pulso, la agudeza visual, el peso corporal y el índice de masa corporal, antes y después de consumir 120 ml de jugo de goji cada día. Según informan los responsables del estudio en las conclusiones, el consumo diario durante dos semanas de jugo de goji se tradujo en un aumento de la sensación subjetiva de bienestar general (sentimiento de alegría y felicidad), de nivel de energía, de la calidad del sueño, de mejora de la sensación psicológica y agudeza mental y de las funciones gastrointestinales.

Los resultados apuntan que el consumo diario de este zumo puede ser potencialmente beneficioso para la salud humana. Pero, por el hecho de proceder de un único estudio y ante una muestra de participantes tan pequeña, la ciencia está muy lejos de avalar con evidencia suficiente y probada las extraordinarias propiedades antienvejecimiento que se le atribuyen y de aumento de los linfocitos (un tipo de células encargadas de producir anticuerpos); dos de los 19 mensajes prometedores que aparecen en la web de la compañía que comercializa el jugo.

Goji y sistema inmune

Las últimas investigaciones publicadas sobre el goji se centran en analizar su capacidad para estimular distintas células del sistema inmunitario, aunque por el momento se han realizado en laboratorio. La más reciente es la investigación publicada en «Journal of Immunology», en marzo de 2009, dirigida por el Department of Microbiology and Immunology Programme, WHO Collaborating Centre for Research and Training in Immunology, de la Universidad Nacional de Singapur.

El aislado del complejo polisacárido-proteína del Lycium barbarum (LBP) estimula las células dendríticas (DC) que, junto con los linfocitos T, regulan la respuesta inmune. La misma institución publicó en enero de 2009 en la revista «Phytotherapy Research» los resultados de una investigación en laboratorio sobre la activación de macrófagos, otro tipo de célula del sistema inmune, por la acción del mismo aislado (LBP). El mismo centro también informó en diciembre de 2008 en la revista «International Immunopharmacology» sobre el estudio en el que comprobaron la activación de los linfocitos T por acción del mismo componente.

Por el momento, las investigaciones están en fase experimental en el laboratorio, y con animales de experimentación, por lo que no existe evidencia suficiente como para determinar si estos efectos positivos serán los mismos en los seres humanos.

CONTRAINDICACIONES POSIBLES

Dos investigaciones son las que advierten de la posible interacción entre la warfarina, un anticoagulante, y el consumo elevado de goji (“Lycium barbarum L.”). Una llega desde el Departamento de Farmacia de la Universidad de Washington EN Seattle, tras describir que una paciente tratada con warfarina se desestabilizó tras beber durante varios días seguidos una elevada cantidad (tres o cuatro vasos al día) de un té hecho con frutos del goji, sin más cambios observados en su estilo de vida ni consumo de otros medicamentos.

El otro caso similar que coincide en el uso de warfarina y el consumo del té de hierbas que contenía “Lycium barbarum L.” procede del Departamento de Medicina Terapéutica de la Universidad China de Hong Kong, Prince of Wales Hospital en Hong Kong. Al suspender el consumo de dicha infusión remitieron los síntomas, por lo que los investigadores sospechan de una posible interacción entre la planta y el fármaco anticoagulante.

EL PODER DE LAS BAYAS, EN CONTINUO ESTUDIO

El goji se une a una amplia variedad de bayas (frambuesas, arándanos, zarzamoras, grosellas, fresas, açai) sobre las que se han identificado interesantes compuestos antioxidantes, cuyo consumo se estima que pueda tener repercusiones positivas sobre la salud humana, sobre el rendimiento y sobre la prevención y curación de enfermedades, según se desprende de una investigación realizada por el Centro de Nutrición Humana de la Escuela de Medicina David Geffen, de la Universidad de California, en Estados Unidos.

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